viernes, 7 de julio de 2017

¡LO QUE NOS HABÍAMOS PERDIDO!.

Las colonizaciones nunca son buenas para los colonizados, por mucho que como ocurrió con el descubrimiento del nuevo mundo, a la cabeza de los colonizadores fuera la Iglesia Católica.

Muchos son los perjuicios que reciben los colonizados, pero el que más daño produce es el sacarles de su rutina; de sus creencias y de sus placeres, grandes o pequeños.

Me contaba un anciano de este país que, cuando fue joven, en la ciudad capital del país, la gente, familias enteras, iban juntos al cine, las verbenas, al circo Price, 

o paseaban por los parques -el del Retiro, el del Oeste o a la Casa de Campo-, y, en el buen tiempo, muchos acudían a los merenderos que había en la periferia 

(la Dehesa de la Villa, el Ventorro del Chaleco, Canillejas, Tetuán de la Victoria...) prácticamente en todas direcciones, a dos pasos de las últimas casas,  donde preparaban unas riquísimas chuletas de cordero -desconocedor de cámaras frigoríficas- 

a las que se les daba compañía con unas ensaladas de tomate, lechuga, pepino, cebolla -de las huertas del Manzanares-, huevos duros -de gallinas de corral- y escabeche y, todo ello, a lo que se regaba con un vino sin etiqueta -más natural y sano que los etiquetados de hoy- envuelto con gaseosa, que dicen por el valle del Jerte.

La foto mueve chorreones de nostalgia, porque ya no existen familias que juntos vayan al cine, ni al circo Price -ya no existe-; los parques están tomados por personal raro, y en algunos casos peligroso, los merenderos del extrarradio han sido sustituidos por pizzerías a la italiana, 

kebab a la turca y hamburgueserías a la alemana, donde, en vez de con vino, se acompaña al producto ¿comestible? que venden, con unos grandes vasos de cartón plastificado, con Coca Cola dentro.

¡Estamos colonizados! ¿Dónde fueron a parar los bocatas de calamares, de anchoas, chorizo, salchichón o mortadela? ¿Que ha sucedido con el "pepito de ternera"...? 

Temblad, temblad, panceta de cerdo, morcillas de arroz o sangre, chistorra de Navarra e, igualmente temblad todos los productos nacionales para asar en barbacoa, porque la colonización nos está llegando al extremo de también, "obsoletearnos" su consumo y, con la rapidez del rayo, saldrán los cipayos de siempre acusando a nuestras tradicionales y veraniegas viandas, de altamente "colesterosas", obligándonos a cambiar por mazorcas de maíz, que son saludables que te cagas por las bragas.

Primera lección para comer correctamente la mazorca de maíz a la barbacoa: muy importante, sacar la mazorca de entre las brasas; se coge con ambas manos a la mazorca por las puntas; se acerca a la boca, con cuidado de no quemarse y, como hacen las ardillas, se pone cara de gilipollas, y se roe así, 

con los dientes incisivos. ¡Lo que nos habíamos perdido!.

Eloy R. Mirayo.

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