miércoles, 10 de mayo de 2017

VIVIR A LO GARRAPATA.

Inteligencia, lo que se dice inteligencia, no es precisamente una de las características que adorne a una gran parte de esta juventud que, no se sabe por qué, tanto se la valora. "Esta juventud es la mejor preparada de cuantas ha habido en este país". Esa es la coletilla que los democacas progres han acuñado a pesar de que salvo una minoría de esta juventud, el resto, es un auténtico desperdicio, envuelto en alcohol, drogas y promiscuidad. Beben 

y fuman 

llegando al punto de perder la consciencia y, en cuanto a su promiscuidad, marca el nivel el hecho de haber creado la figura (perdón) del "follamigo". Figura de ambos sexos que como simples "consoladores" o "muñecas inflables" se deja usar sexualmente, sin más sentimiento que el de haber conseguido el placer propio. Como corresponde a las bestias.

Las personas que usamos la inteligencia como motor de nuestra vida sabemos que por una mecánica lógica, los universitarios que se licencian en cualquiera de las disciplinas, deben salir mejor preparados y con mas conocimientos que salió la generación anterior, debido a nuevos descubrimientos, al constante desarrollo de las materias, a la modernización de los medios y al normal mayor conocimiento de los docentes.

Así siempre ha sido y siempre sería si no fuera porque este sistema permite a quienes le usan para gobernar, la argucia de "aparcar" en las distintas universidades a los jóvenes, incapaz de ayudarles a crear la posibilidad de desarrollarse profesionalmente en el mundo laboral.

Con ese propósito han proliferado las nuevas universidades, (acabaran de edificarlas en torreones y varias capas subterráneas como los aparcamientos de Automóviles)

y así salen la mayoría de los que milagrosamente llegan a la licenciatura.

Si es cierto que nuestra juventud (¡ya sé que no toda!) a fuerza de no usarla ha quedado desposeída de la inteligencia, pero si ha sido capaz de desarrollar, para compensar, una gran capacidad para usar y gozar de la vida, a costa de los demás, sin compromiso alguno y sin el trabajoso sacrificio de dar un solo palo al aire. 

Como la casa familiar (los padres están hasta los huevos de aguantarles/as sus desplantes en muchos caso agresivos de palabra y obra, y de

su vaguearía congénita, se enrolan en la corriente de la filósofa "okupacion"),

donde morar en el mismísimo centro de la capital sale gratis. Y hasta es posible que a través de esos talleres que los líderes "okupantes" se han sacado de su desfachatez crónica, se alcancen subvenciones (ahora que algunos rojos elevados desde esos altares okupas se sientan en las poltronas municipales y autonómicas, con mayor facilidad) muy sustanciosas, las que suelen usar en favor de las empresas de bebidas alcohólicas y como ayuda a los agricultores con el consumo de la marihuana y sus derivados.

Una forma de vivir a lo garrapata, chupando del dinero de los demás y en el mismísimo centro de la ciudad. 

Faltos, como ya he dejado dicho, de la inteligencia que nos distingue a los humanos de los animales, lo que han venido a desarrollar es una habilidad tremenda que les permite utilizar como elemento de persuasión la chulesca desfachatez en su más grosera expresión, lo que les es más que suficiente para lograr las subvenciones municipales y autonómicas, sacándose de la manga la creación de unos talleres, inútiles por inexistentes; subvenciones que viniéndoles bien a la pequeña y mediana empresa para mantenerse y sostener el nivel de maleo, no las logran, ni siquiera como crédito a devolver íntegramente, con sus correspondientes intereses. Es posible que el trato de favor sea por la aportación que hacen a las empresas que elaboran bebidas espirituosas y a la agricultura a través del consumo de la marihuana y sus derivados, 

y porque en estos desgraciados momentos existen ediles y diputados que han dejado plaza libre en la "okupacion" para sentarse en las mullidas poltronas del municipio, de la autonomía y hasta en los confortables escaños del Congreso de los diputados.

Mi intención hoy es decir que en mi opinión, no es minoría la juventud corrompida y la que está en ese proceso, sino que la que conforma una raquítica minoría es la que se esfuerza en su preparación, universitaria o profesional y camina con responsabilidad y firmeza, evolucionando positivamente según van avanzando por la buena senda. De momento, a Dios gracias, su peso aún consigue mantener el nivel de la balanza.

Eloy  R. Mirayo.

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