domingo, 26 de febrero de 2017

DOS BUENOS EJEMPLOS.

Lo cierto es que la noticia no debería serlo, si este país no fuera una mala representación de lo que la inteligencia nos dice que es una nación con un Estado con autoridad y perfectamente estructurado. 

Pero algo tan sencillo y normal como lo que ha sucedido en Lérida, por falta de costumbre, adquiere rango de extraordinario suceso.

Es de agradecer que el alcalde -socialista- de la bella ciudad de Lérida, le haya dado una simbólica patada en los mismísimos cojoncillos (de ellos) y el "monte de Venus" (de ellas) de quienes fraudulentamente gobiernan la Generalidad de Cataluña -que no a la Generalidad- pasándose los deseos de algún hijo de padre desconocido y madre descocada, por el mismísimo centro "bien nutrido" de su arco del triunfo.

¿Un gesto valiente? Si; teniendo en cuenta el género de repugnantes ratas que anidan en tan respetada institución (para los que creen en el sistema autonómico), pero por encima de cualquier otra cosa, es un demostración de inteligencia y racionalidad. Ese ejército al que las nauseabundas ratas de la "estelada" quisieron expulsar del recinto ferial, es el mismo ejército que con arrojo interviene cuando en aquella hermosa región, o en cualquier otra, se declara un gran incendio; o cuando las crecidas de los ríos se desbordan furiosos, intervienen sin miedo a dejar como pago a la extinción y a su participación en los rescates, alguna que otra vida, a pesar de que como pago, por esos servicios, por parte de esas ratas, solamente reciban desprecio.

Muchas gracias, don Ángel Ros; le expreso mi agradecimiento por su gesto de natural justicia, porque me siento beneficiado por el, ya que todavía, después de 53 años, me sigo sintiendo parte de ese GLORIOSO EJÉRCITO, como cabo segundo, operador de Radar de Vigilancia, de Artillería Antiaérea (en la reserva, por si algún día me necesitara mi Patria). De lo que me siento muy orgulloso.


El apellido ya era una garantía. Cuarenta y siete años de buena gestión económica, superando las distintas crisis vividas en este país; si no insólito suceso, si hay que admitirlo como una de las muy poquitas cosa positivas que durante esos cuarenta y siete años, borrando los siete primeros, han ocurrido dentro de nuestras queridas, antiguas e irrecuperables fronteras.

Seguro que después de los resultados cosechados por Ibercaja durante esas casi cinco décadas, sorteando las dos etapas del PSOE -en 2016, el logro de 143 millones de euros de beneficio- los accionistas de Ibercaja, amarán a don Amado Franco, desde lo más profundo de sus corazones. ¡Como no ha de ser así, ante los ejemplos de otras entidades bancarias!

Estas dos buenos ejemplos demuestran que la poca inteligencia de la que están dotados la gran mayoría de los políticos en ejercicio y hasta la de los que han dejado de serlo en este país, durante estos últimos cuarenta años, no es toda la inteligencia que esta sociedad sería capaz de ofrecerle al país para la creación de un gobierno competente. Hay mucha más inteligencia pero, como es fácil comprobar haciendo una panorámica sobre los escaños de ambas cámaras, muy mal repartida.

Está claro que sería necesario... ¡Mecachis sea la; si falta el líder! Si, falta ese líder con la sabiduría y el tino de colocar a los mejores en los puestos de alta responsabilidad, blindando el acceso a esta tropa ignorante, bullanguera, soez y chabacana de sacamuelas de feria, que llegan hasta los más altos cargos de la política nacional, cuando en condiciones normales, no pasarían de ser más que vendedores de hojas usadas de afeitar, ni siquiera en el Rastro de Madrid, sino en cualquier rastrillo de provincias.

Eloy R. Mirayo.

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