jueves, 23 de febrero de 2017

ASCENSOS.

En los partidos de la extrema izquierda de este país, se asciende a golpe de polvo va y polvo viene. Como esos muchachitos de ahí abajo.


Eso debe ser lo que piense desde hace unas pocas fechas el elegante nene, guapetón e ilustre podemista; 

al menos es lo que apreciamos sin maldad algunos, desde que el "purgante" comunismo -neo estaliniano puro y duro-, irrumpió a golpe de 15 de mayo, con sus tropas "okupas" en cabecera de asalto, en las esperpénticas políticas nacional, autonómica y municipal.

Es como si ellas, las influyentas con cargo, despacho y sueldo del Estado, fueran con su "consolador" colgado del pescuezo 

(os puedo jurar por todos los santos agnósticos del firmamento rojo que, ninguno de esos escotes alcanza esta belleza que nos muestra la foto); y ellos, los influyentes de camisa remangada y sobaquina húmeda y olorosa, haciéndole mil y una carantoñas a sus 

"muñecas inflables", caminando cogiditos amorosamente de la mano, van hacia los "odiados" cargos políticos con despacho y sueldo del Estado, a los diferentes congresos y municipios. Lo que no deja de ser otra clase de nepotismo, ya que no es que usen esos "entes" para lo que fueron pensados (tiqui taca y a por otra, que también ¿verdad Tania?), sino que les suelen colocar bien colocados en las administraciones, con sueldos bastantes más altos que el Sueldo Mínimo Interprofesional. 

Sinceramente; yo no creo ser un mojigato intransigente en los asuntos del sexo; algo que de manera lógica, afecta al individuo y a su -o sus- parejas. Desde que tengo recuerdo de mis opiniones 

sobre cualquiera de las cosa que pasaban por mi vera -que eran cantidad-, siempre he tenido como cierto e indiscutible, pública o privadamente, que la decencia o indecencia en el ser o "sera" -para que no les rechinen los dientes a las feministas- humano/a, solo deben ser valorarlas con justicia, 

de la cintura hacia arriba.

Y, es que lo que estuviera haciendo esta pareja, 

de cintura para abajo, por mucho que me quieran hacer creer, no puede ser un pecado; si acaso, una obra de arte.

Es más; ¿alguien podría decirme el por qué no podría ser que alguien, a quien se le considere sexualmente promiscuo o promiscua, entre un "zurra y dale" y otro, no pueda tomar una arriesgada decisión de gobierno, con  el resultado de generar unos buenísimas consecuencias para toda la sociedad de este país?.

Eloy R. Mirayo.

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