miércoles, 20 de abril de 2016

ES EL "PROGRESO."


Por fin el Gobierno se ha decidido a terminar de pagar, la paga de Navidad, de 2012, que sin tener en cuenta las necesidades de los funcionarios, decidió secuestrar. Casi cuatro años para entregar lo que por ley deberían haber cobrado en su momento. Como los malos pagadores

el Gobierno del señor Rajoy, va a terminar, entregando 50% que aún restaba, con aquella injusticia imperdonable.

Hoy, escuchando la radio mientras trabajaba se lo he oído decir a alguien -no sé quién era- pero, que debía ser la autoridad pertinente.

Reconozco públicamente, ya lo he hecho otras veces, el generoso grado de ignorancia que almaceno; no sé a quién habré salido; en mi familia todos han salido muy inteligentes. Va, es igual; el caso es que a pesar de mi ignorancia, me llama la atención las vueltas al lenguaje que se le da, para decir algo, utilizando un discurso que parece esta hecho enristrando metáforas, que quienes andamos un poco escasos, nos cuesta un "güevo" descifrar.

Precisamente hoy, esa autoridad que nos ha contado lo de la entrega del último plazo -ya les vale- de la paga de Navidad a los funcionarios; también nos ha puesto a corriente de que los funcionarios autonómicos y municipales, no entraban en lo de esa devolución, porque eso correspondía  a los entes autonómicos y a los ayuntamientos y que en esas administraciones, el "calendario" de la devolución, cada uno lo lleva a su aire. Y remataba diciendo, no sé si como queja, o como disculpa: "la disparidad en nuestro país es tremenda". 

"¿La disparidad en nuestro país es tremenda?". ¡Coño! ¡Joder! ¡Cáspita! ¡Jolines! A mí esa oración me suena a metáfora empleada para disimular lo que en realidad ese hombre, que se le escuchaba a la vez,

alegre y triste -alegre por los que van a cobrar, y triste por los que no- quería decirnos a cuantos le pudieran oír: "En esta Cabroncacia cada uno hace lo que le sale de los cojones".

La gente se va acostumbrando poco a poco -a mí me cuesta más- a entender ese tipo de expresión oral. 

Me ocurrió hace unos pocos días que fui a ver a un amigo al hospital y resultó que cuando entré en la habitación, mi amigo no estaba en la cama; pregunte a una enfermera y me contestó: "Raimundo -mi amigo- ha tenido un episodio hepático severo que le ha llevado a un fracaso vital". ¿Eso es muy grave? Pregunté alarmado. "¡Joder, tío! Le estoy diciendo a usted que su amigo Raimundo se ha muerto".

Yo creo que la gente se aburre

de usar siempre las mismas palabras, por muy sencillas y explícitas que sean; se buscan esta clase de subterfugios; argucias léxicas, para parecer más cultos. De ahí vienen los gilipollez del uso de  progenitores, por madre y padre. Solución habitacional, por mierda de piso de 13 metros cuadrados... En fin; es El Progreso.


Por Eloy R. Mirayo.

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