lunes, 7 de marzo de 2016

TODOS PROMETEN BONANZAS.

¿Repetición de las elecciones? No se lo que podemos esperar las personas "anormales", los memos que nos dejamos la salud trabajando "como blancos" para que los  desvergonzados de fácil reproducción y toda ralea, cobijados bajo la sucia capa que les proporciona los partidos políticos, se nos lleven, como "derecho de pernada" la mayor parte del poco beneficio que logramos conseguir esforzándonos entre tanta dificultad impuesta por esos desvergonzados, nacidos de todos los "hierros" de esta odiada Democaca, que han sido capaces de crearnos a lo largo y ancho de los últimos cuarenta años.

Cuarenta años coleccionando pobreza, parados, cohechos y toda clase de corrupción, y ahora vienen con que van a acabar con lo que mejor han sabido hacer: la corrupción; y proclaman que han encontrado la fórmula sencilla para liberar a los pobres de la pobreza y a poner en "marcha" a los parados, rescatando a unos del hambre, y a los otros, de las listas del Paro, esas canallescas listas que, con tan encabronado empeño, ellos han sido tan capaces de engordar,

engordar, engordar y engordar.

Todos prometen bonanzas, "gafas y lentes, peines y tijeras, petacas y carteras", como los vendedores del Rastro, pero ninguno tiene "puta idea" de cómo van a llegar esas bonanzas. Y tampoco tienen "puta idea", en el caso de que llegasen, de cómo "barajarlas", fuera del malabarismo bien aprendido de hacerlas desaparecer en un písplas, en el "agujero negro" del fondo de sus enormes bolsillos.

Entonces, los listillos llegados de las cavernas de la "ocupación" y el señorito Pepis, líder de los sociatas, montado a horcajadas

en el lomo del "chiquito provinciano", sin entender que solamente desde una industria modernizada y seria, con fuerte implantación en los mercados extranjeros -además del interior-, lo que sería de personas inteligentes -ellos no lo son-, se podría atacar, y hasta vencer, a esos dos cánceres que nos afligen, y no desde la infecciosa ampliación de puestos de trabajo en servicios inventados, que absorben y no crean riqueza que, al final lo único que se logra, es aumentar la dificultad para aquellas tristes fuentes que milagrosamente aún manan

escaso caudal: la sufrida clase media -ya ni un cuarto- y los vapuleados, y en vías de ser "sodomizados", autónomos.

Los gobiernos -a ver si se enteran de una jodida vez esta panda de gilipollas- no son los encargados de crear puestos de trabajo, sino de facilitar las cosas, desde su posición, para que los creen quienes saben y pueden. La labor gubernamental es otra distinta, pero muy importante: la Sanidad, la Educación, la Justicia, las relaciones con el Exterior, las Pensiones, la Seguridad de personas y bienes poniéndolas en manos de las Fuerzas del Orden Público; garantizar la Defensa Territorial y del Estado con un Ejército suficiente, moderno y eficaz; y por último, permanecer vigilante para que las cosas funcionen adecuadamente. Entre otras, que la riqueza que se cree, a través de los impuestos, sea debidamente canalizada y repartida con la mayor justicia. Sin olvidar que el dinero del Estado, no es para que se lo repartan un atajo de hijos de puta, sino para atender los servicios que son de su incumbencia.

Por Eloy R. Mirayo.

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