miércoles, 30 de marzo de 2016

OPERACIÓN FRACASADA.

Al "señorito Pepis", genio y figura del PSOE, no le ha importado coger el maletín del doctor Frankenstein y siguiendo las prácticas y enseñanzas del alocado doc, con todo el género de desecho humano-político del país, salido de las urnas, del democaquito cachondeo festivalero del pasado mes de diciembre, ponerse a la nauseabunda tarea de crear el monstruito que de entrada, aunque después pudiera devorarle (sin música caribeña), le permita cumplir con su desmedida e injustificada ambición.

El señorito Pepis, con su investidura, piensa le va a servir ante sus allegados para presumir más que una mierda sola.

Bendita ambición la de aquellos que fueron, han sido y serán en el futuro, bendecidos por Dios, para que ejerzan con sabiduría como guías imprescindibles que puedan llevar al resto de los humanos hacia metas y tiempos mejores.

¿Tendrá éxito? Al auténtico Frankenstein, como todos sabemos, no le acompañó el éxito absoluto a pesar de que una vez terminado el tema corporal, de la manera que podéis ver en la foto, insertó en la cabeza de aquel ser repulsivo, el cerebro de un científico muy reputado. 

El experimento acabó malamente pues el engendro asesinó a varios vecinos, lo que terminó costándole perder la vida al doctor, arrebatada a golpes por los habitantes del pueblo -algo que el señorito Pepis deberá tener presente-, dolidos por la pérdida sufrida. 

Conclusión: Operación Científica Fracasada. 

Así que si el señorito Pepis fuera capaz de montar un cuerpo similar (este memo no monta ni
un mueble de IKEA, a pesar del prospecto) al de la foto de arriba, con esas piezas de desecho, el fracaso sería de las mismas proporciones que las del doctor transilvánico y más, si tenemos en cuenta que, para introducirlo en la cabeza del monstruo ni siquiera su propio cerebro, es el cerebro de un científico reputado.

Vistas las cosas de esta manera, se me antoja que el éxito parece ser algo absolutamente quimérico. ¿Vale? Pues no nos debería valer porque ni el fracaso, ni el "malmilagroso" éxito, puede significar algo bueno para los españoles decentes y honrados que, por supuesto, no somos políticos.  

El que no gobierne el señorito Pepis, en compañía de su basura extremista salida de los basureros más fétidos de todas las "Autonosuyas" que diría  el inolvidable Vizcaíno Casas, 

no nos libra de que el que pueda seguir gobernando es don Mariano Rajoy, desde el puesto supremo de, al parecer, según algunos jueces, la presunta Factoría Nacional de la Corrupción (PP).  

Por Eloy R. Mirayo.

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