martes, 29 de marzo de 2016

DEPORTE.

El deporte profesional es una dedicación personal voluntaria que no debería gozar de ningún tipo de subvención; del mismo modo que no se debería permitir las tremendas deudas que, por ejemplo, tienen los clubes de fútbol (sin olvidar otros clubes de otros deportes), contraídas con la Hacienda Pública, la nacional, la autonómica y la municipal, que jamás dejarán a cero. El Fútbol profesional, sin subvenciones y obligados a pagar sus deudas, no podría existir pero, mira tú por dónde, ese fútbol es una máquina de hacer millonarios; no resulta raro saber de jugadores que ganan tanto, como para comprarse

un avión, para sus viajes privados de entre semana. El Real Madrid paga al jugador un pastón, pero no tiene para pagar la deuda, que en algunos periódicos tasan en más de 500 millones de euros.

No resulta ético ni moral que,

haya federaciones deportivas, y deportistas de élite, que reciben del Gobierno subvenciones millonarias. Y no es solamente el deporte el que de manera absolutamente inhumana quien recibe un dinero que debería tener mejor fin, por parte de las administraciones, habiendo tanta necesidad. También recibe esa clase de prebendas el Cine y el Teatro -¡con la cantidad de rojos que en ellos se cobija!-, los espectáculos taurinos y un largo etc.; y, entre tanto, hay cientos de miles de familias en toda España a las que los bancos han expropiado la vivienda por no hacer frente a los pagos mensuales de su hipoteca; no por habérselo gastado en francachelas y cachondeos,

sino por haber perdido sus decentes fuentes de ingresos; 

sus empleos o sus negocios; hay millares de personas a quienes las compañías de electricidad, gas y agua, les han cortado esos fluidos de primera necesidad en sus viviendas, la que milagrosamente, no por mucho tiempo, aún conservan; son decenas de miles -quizás centenas de miles-, las personas que, por estar en el paro, no tienen medios ni para alimentarse, y tienen que depender de la caridad, mayoritariamente de la Iglesia Católica, tan atacada últimamente por todas partes.

Nadie duda del beneficio que produce el deporte en la condición física del ser humano; nadie duda del beneficio que el Cine y el Teatro pueden aportar al individuo y al conjunto de la sociedad, como vehículo intelectual con capacidad de aportar. Pero para eso está el Estado, y el Gobierno que lo representa ante la sociedad.

En la responsabilidad del Gobierno está la creación de centros de primera enseñanza, institutos, colegios, escuelas y facultades donde se imparten carreras tecnológicas y de letras. ¿Por qué no de Teatro y Cine? Igual que se licencian abogados, ingenieros, médicos y farmacéuticos, se licenciarían productores, directores, actores y guionistas que, como cualquier otro universitario, se incorporarían al mercado laboral.

Y, también en ese ámbito, es donde el Estado debe invertir el dinero; en el deporte

colegial y universitario; el deporte puro que es el que forma adecuadamente el físico, lo que nos daría

universitarios de mejor ver.

Por Eloy R. Mirayo.

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