lunes, 18 de enero de 2016

UNA FEA CARICATURA.

Alguien, que merecería por ello pasar al libro de las grandes citas, dijo: "¿qué se puede esperar de un país donde triunfan Belén Esteban y Torrente?".

Poca cosa o, nada, sería la respuesta adecuada. Si fuéramos capaces de salirnos de "lo políticamente correcto".

En esta España democáquita se ve que solamente lo grosero, por encima de lo amable y educado es el camino de "la gloria". No se defeca; se caga. No se hace el amor; se folla, cuando no, se jode. Parece mentira que una sociedad tan grosera como es esta democáquita, sin duda influenciada por el "progresismo izquierdista", a un celebración cualquiera, le de el nombre de Evento; saltándose a la torera a la mismísima Real Academia de la Lengua Española. 

Son las consecuencias normales, cuando la inteligencia ni está ni se la espera en la maquinaria del Poder: puro dirigismo.

Este sistema que tanto nos está atormentando y que tan bien les va a ellos, funciona a golpe de eslogan; siempre hay alguien a quien se le ocurre -valga de redundancia- la ocurrencia que, con la rapidez del rayo, se lanza a los cuatro vientos. 

Todos recordamos aquello que tenían a flor de boca los recién paridos democacas, a la muerte de Franco, de que iban a "recuperar la libertad". Nunca una mentira ha tenido tanto apoyo pero, ahí sigue, tan embustera como el primer día. 

Otro ejemplo de eslogan fue aquello del PSOE, cundo se presentó a unas elecciones generales con eso de que venían a "quitarnos las cadenas" y que al poco tiempo, el humor popular -que aún duraba-, transformó en, "es verdad que los socialistas han venido a quitarnos las cadenas... Las medallas, las sortijas, los pendientes..." 

Hay diferencias abismales entre y una Superproducción cinematográfica y un cutre Cortometraje; entre un Best Seller (Hombres sin Mujeres de Murakami Haruki) y un Comic de Manga; entre un buen Caldo Gallego

y una pastilla de Avecrem.

La diferencia siempre está en la capacidad de las personas. Cuando alguien se embarca en un proyecto, si es inteligente, conoce su activo y su pasivo -solo Dios tiene ambos-. Entonces su primera obra consiste en encontrar a las personas que llenen con sus conocimientos ese pasivo. Como ser inteligente, sabe que aunque sea un familiar consanguíneo, un gilipollas, siempre será un gilipollas que no aportará otra cosa que no sean sus gilipolleces.

La antítesis de la España Grande y Libre, es esta otra España democáquita: una fea caricatura en la que tantos apellidos se repiten; en la que tantas "familias enteras", en directo y hasta en diferido, chupan de la teta estatal.

Por ese motivo el desfile de los nuevos diputados, hace unos días en el Congreso, más que parecer eso, parecía un desfile de hijos salidos del puto útero de una promiscua ramera portuaria. 

Por Eloy R. Mirayo.

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