viernes, 30 de octubre de 2015

EN LA RUEDA DE LA NORIA.

Lo he dicho una infinidad de veces y cada día, como si fuera el de la marmota, me ratifico
tozudamente en ello: nuestros políticos, desde el "asalto democaquito", tienen totalmente decidido que el resto de españoles seamos sus esclavos y, como tales, debemos trabajar para que ellos vivan de cojón de pato viudo; mientras que los demás, sin llegarnos más allá que al mendrugo, vivamos con lo poco de lo que nos dejan disponer.


La visión que esos golfos -porque al fin es lo que son- tenían en la retina, del general comportamiento de los españoles durante el bendito mandato de Franco -que se joda al que no le guste-, sin estudiar el por qué, les hizo llegar a
la conclusión de que el pueblo llano español es gilipollas de baba -conclusión que no es excesivamente equivocada- y sin rechistar un pijo, aguantamos como los asnos en la rueda de la noria "hartitos" de andar, estando siempre en el mismísimo jodedor rodal.

Las dos maneras mansas de comportamiento, son diametralmente diferentes en sus "tuétanos", y extremadamente distinta por sus resultados.

Durante las cuatro décadas de gobierno pro Estado, España se recuperó económica e industrialmente; los españoles, con una tasa inexistente de paro, íbamos haciendo realidades de nuestras jamás realizadas esperanzas; la más importante, alcanzar la propiedad de la vivienda. Muchos obreros que antes del 18 de julio de 1939, no tenían seguro el puesto de trabajo, pudieron alcanzar -como se decía entonces- establecerse profesionalmente, creando su propio negocio.

La diferencia entre las dos épocas es la diferencia entre el día y la noche. El brillo y la luz del Sol, ante la fría y lánguida luz de la Luna; la belleza verde del tiempo bonancible, ante la triste desnudez de la vegetación invernal; la creación ilusionante, ante la destrucción desoladora; la vida, ante la muerte.

El correr de esta últimas cuatro décadas ha sido una maratón de espalda a la meta de llegada; una carrera usando el culo como proa (un día estos memos harán carreras a la "pata coja") lo que debe ser jodidamente doloroso para el cuello y los ojos.

La creación de empresas, se ha trocado en desaparición de empresas; el paro testimonial, se ha trocado en un 22,7%; la adquisición de vivienda por los trabajadores -los pocos que van dejando-, se ha trocado en desahucio; la sana diversión, se ha trocado en cocaína, porro, alcohol, anfetaminas y fornicación indiscriminada.

Al menos admitirán que aquello de que el fútbol era la adormidera que usaba el franquismo, resultó menos perjudicial. 

Por Eloy R. Mirayo.

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