viernes, 3 de julio de 2015

UN "POBRECITO".

No entro en calificar la decisión de doña Irene Villa, ejemplo de superación


después de haber sido víctima de atentado terrorista, con pérdida de sus dos extremidades inferiores, de restar importancia al desafortunado chiste que el impresentable edil rojo, publicó en lo que se dice, las redes sociales, con un tuit (creo que así se dice); esa es su decisión y, como yo no soy demócrata , la respeto al 100%: No puedo estar en mayor desacuerdo con quienes ahora, por su honorable decisión (que deshonra al edil rojo) la llenan de improperios. Independientemente de que siga pensando que el edil rojo, además de xenófobo emboscado, es un pobre desgraciado; un "pobrecito"; lo que significa uno de los peores calificativo que en Andalucía, se hace de un ser humano, o como en este caso, de algo con aparente estética de ser humano.

Siempre me ocurre lo mismo, cuando me entero de una decisión judicial que hace chirriar a mi entendimiento, y me lleva a hacerme la pregunta que me encantaría hacer al juez o magistrado que ha emitido esa sentencia exculpatoria.

Aunque esta criatura, o sea, yo, soy en extremo disciplinado y respetuoso con la autoridad, me creo en el derecho, en demasiados casos, de llegar a expresar mi opinión en total desacuerdo con la sentencias emitidas, y con las explicaciones que la autoridad suele dar como excusa.

En el caso que afecta a Irene Villa, llevado por el juez don Santiago Pedraz, me encantaría poder pasarle a su Señoría la pregunta que yo me hago, por ver si coincide con la respuesta que me doy:

Señoría; si el gracioso chiste del cementerio, de la misma manera que a doña Irene, le afecta a usted ( a sus hipotéticos muñones) ¿habría sido igual su decisión de archivar el caso?. No hago la pregunta con la maligna intención de poner en duda su honestidad profesional, sino por ampliar mi reducida capacidad de comprensión. Me consta la independencia de la Justicia y de los jueces, pero me cuesta un "güevo"

entender (¡qué le voy a hacer!) su llegada a creer que el "chiste" publicado hace cuatro años por el edil rojo, "no ha humillado a doña Irene Villa"; aunque la damnificada -le honra su magnanimidad con la rama degradada de la especie humana-, haya quitado hierro al asunto.

Insisto; aceptada la independencia en sus resoluciones, lo que me cuesta aceptar es que, como cualquier profesional, no haga frente a sus responsabilidades, por ejemplo, cuando su decisión de excarcelación se responde con un nuevo crimen del criminal excarcelado.

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