lunes, 22 de junio de 2015

MUCHO RUIDO.

La noticia no se habría producido en ningún otro lugar el mundo, y es que España sigue siendo diferente, mal que les pese; en estos momentos, de forma totalmente negativa.

El cinismo, como es por todo el mundo sabido, es un activo imprescindible en la política nacional; pero en el PSOE, es su única virtud. Ha sido necesario que pasaran cuarenta años para que los rojos desteñidos se hayan olvidado del trapo tricolor republicano, para envolverse "patrióticamente" en la enseña nacional; esa la que amarla, para ellos, era prueba de "fascismo". 

Jamás nuestra bandera (aunque no sea con el águila), ha estado en peor lugar. No saldrá sucia; no por mérito del socialista de la foto, sino porque es tan gloriosa, que ni siquiera puede llegar a ser infectada en lugar tan infecto.

Lo mismo le ocurrió a un sacerdote amigo mío, don Félix, que fue de visita a casa de un feligrés de su Parroquia, que el hombre andaba escaso de salud El buen Padre llegó a la casa; subió al tercer piso sin ascensor y pulsó el timbre de la puerta de la izquierda. Se confundió, pues la puerta de la derecha era la del feligrés. El resultado fue que quien le abrió la puerta de la izquierda resultó ser la Madama de una "casa de putas", con perdón, que con cierto cachondeo le invitó a pasar. Al asegurar que don Félix no aceptó, pongo las manos, y hasta otras parten más sensibles de mi cuerpo, en el fuego.

No es para honrarla, no quieran engañarnos, sino como señuelo cazabobos, al estilo de las tiras en las que se pegaban las moscas.

Y allí las moscas quedaban pegadas hasta morir. 

Es que las elecciones generales están a la vuelta de la esquina y como dicen los golfos: "todo vale en el juego y el amor". ¿Qué se puede esperar de...?

Mucho ruido ha levantado el mural con la bandera nacional que Pedro Sánchez se mercó para su acto de exaltación propia. Ya han sonado voces, entre otras, las del rojo "pata negra" Garzón, Secretario General de los tres o cuatro que aún quedan en IU, y algunos de la derechita (PP), que anda jugando al escondite ideológico diciendo que son el centro. Para mí, todos los españoles tienen el privilegio de poder usar la Bandera de España; y todos los españoles, y los extranjeros que viven en esta nación, tienen la obligación de respetarla. No soy contradictorio; yo no discuto a nadie su respetuosa utilización; lo que me jode en lo más profundo del corazón, es que se utilice sin amor y sin respeto como reclamo electoral.

Pero, como dijo el filósofo, cuyo nombre ni se, ni me importa no saberlo, "al final del ruido llega el silencio". Al final de este clamor, La Bandera rojo y gualda de España, seguirá encontrado el amor en los mismos corazones. Cada día en menos, porque vamos muriendo.

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