martes, 2 de junio de 2015

CONTAR LOS DEDOS.

Un diario filocomunista que se edita en Madrid, y que tiene tirada nacional, ha puesto en portada una fotografía con el siguiente encabezamiento: Fascista en Ferraz para que el PSOE no pacte con Iglesias.

Este diario -que con los años y los cambios de directores ha ido evolucionando a velocidad supersónica, hacia la extrema izquierda- últimamente no deja pasar ocasión para usar contra cualquier persona que no sigue su credo político, el insulto que tan en boca de socialistas, de comunistas, y de toda la gentuza que nutre sus franquicias: ¡Fascista!. Es lo que ya resulta normal, y es lo que justifica su buen trato, desde el sucio 15-M, a Podemos y a su líder, la franquicia más numerosa del PCE.

Pero la foto que presenta, desmonta totalmente el encabezamiento y deja en ridículo al desinformado  gacetillero que, en la pagina 10, monta su croniquilla con otra foto, donde varias personas de buen ver, aparecen brazo en alto y mano abierta y franca, al contrario de los  amenazadores puños cerrados con el que dicho diario debería ilustrar cada numero que lanza, no esconde nada. Las fotos dejan ver las banderas de España, que parecen molestar al gacetillero, con el escudo de esta actual que, entre nosotros digo, es bastante menos agradable a la vista que el escudo de España que unido al Águila vemos en la versión de la gloriosa.

La que aún me sigue emocionando el recuerdo de haberla besado y jurado defender hasta la última gota de mi sangre.

Por otro lado, según se desprende de la croniquilla, aquella gente pacíficamente se reunía, no por exigencias fascistas ¿?, sino para pedir que el Excelentísimo Ayuntamiento de Madrid, Capital de la España total, no caiga en las manos de la extrema izquierda y si en manos de gente centrada. 

(Ya es optimismo pensar que Antonio Miguel Carmona, es una buena opción de gobierno municipal; y lo que ya entra en tratamiento neurológico es creer que el fracasado Carmona (9 "escoños", puede ser un confiable compañero de viaje).

Yo cuando estrecho la mano de un socialista o de un comunista, lo primero que hago a continuación, es contar los dedos, no vaya a ser que me falte alguno (ahora incluyo a los del PP).

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