martes, 2 de diciembre de 2014

¡NO VAYA A SER QUE NOS LLAMEN FASCISTAS Y GOLPISTAS!.

Da gusto ver la amabilidad de la justicia española con los sentenciados, si son políticos; se les pone ante sus ojos un catalogo de cárceles -como si fueran hoteles para los viajes del
IMSERSO- para que puedan elegir aquella que más les plazca; la que mejores instalaciones tengan para su solaz y entretenimiento, además de concedérseles un tiempo extra (ampliable en ocasiones) para que se vayan haciendo a la idea. Claro que ese trato preferencial parece ser que solamente se les prescribe a los políticos, por ser políticos, si es que el gobierno en función de sus santos cataplines, no les ha concedido antes el indulto, ya que por motivos semejantes no se les concede a un delincuente "raso".

Así es el trato que ha recibido Carlos Fabra, quien fuera presidente del PP de Castellón de la Plana y, durante 16 años, presidente de aquella Diputación.

En la cárcel de Aranjuez, el señor Fabra podrá disfrutar de servicios -piscina, televisión en su celda, calefacción y gimnasio- que muchísimos españoles no se pueden pagar, por su culpa, y por culpa de tantos sinvergüenzas que se han estado llevando fraudulentamente los millones de euros necesarios para mejores menesteres.

Aquí, "el primo", gracias a la lentitud de nuestra justicia

-como es ciega va despacio-, se ha tirado 11 años, disfrutando (de los varios premios de la lotería) de lo que no debería haber sido suyo, desde que fue denunciado, en vez de habérselos pasado en prisión,

purgando sus trapacerías. Vale; ya esta en la cárcel del Real Sitio. ¿Se le obligará a devolver lo robado? Sería el primero, y la totalidad de la clase política de España no está por la labor, teniendo en cuenta que esa bala iba a herir a muchos de ellos; el señor Fabra -cuarta
generación de presidentes de la Diputación castellonense-, dentro de nueve meses, mas o menos, gracias a nuestras leyes penitenciarias -acogiéndose a ellas- se paseará pimpante por las calles, disfrutando de la "cosecha recogida" con tan escaso sacrificio.  

La secuencia de políticos delincuentes, va pareja con los días del calendario; motivo por el cual los españoles hemos desarrollado una especie de callo cerebral que nos impide ir mucho más lejos en la molestia que a componer una ligera mueca mezcla de aburrimiento, fastidio y asco. Ya, ni siquiera nos queda ánimo para volvernos a cabrear dando saltos y aullidos como monos histéricos. Lo que podría parecer estoicismo a alguien inteligente que nos hiciera un estudio, no es más que la abulia provocada por nuestra propia desidia.

Diógenes ante el despotismo inculto y autoritario, se refugió en su barril, los españoles nos conformamos con menos.

¡No vaya a ser que nos llamen fascistas y golpistas!

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