lunes, 17 de noviembre de 2014

SOMOS NOSOTROS LOS QUE DEBEMOS CAMBIAR.

El resultado de una empresa que se ha iniciado con la mentira como base de su industria, tiene todas las papeletas compradas para que le toque el fracaso como premio.

Eso es lo que será en el futuro la cuenta de resultados de este sistema democáquito que nació
envuelto en la mentira y la traición y que lejos de regenerarse, desprendiéndose de la suciedad de su nacimiento, sigue empecinado, como los cerdos de la foto, en revolcarse con satisfacción en su propia mierda, sin que parezca que importe a nadie que España, como un buen solomillo expuesto al calor del agosteño sol de la tierra de María Santísima (Andalucía), se vaya pudriendo hasta el punto de que los gusanos de Podemos, se hagan con ella.

"Si quieres que algo cambie, lo primero es ver si la clave está en que cambies tu, para lograr que se produzca el cambio", me dijo alguien un día que yo me estaba quejando por algo que afectaba a mi futuro profesional. 

Es cierto; si los españoles queremos que cambien las cosas, somos nosotros los que debemos cambiar el comportamiento. Debemos cambiar nuestra abulia y nuestro fatalismo, por una notoria protesta; por una aparición recia y firme, lejos de la "zómbica" aparición ventajista del "moderno" viejo bolchevismo, a prisa desempolvado y traído a lomos de unos niños "pijo", que se creen los mejores únicamente porque se comparan con la golfería institucionalizada. Urge encontrar la manera de salir a la escena política para hacer el contrapunto serio e inteligente que España y los españoles necesitamos escuchar. Si luchamos con fe y Le ayudamos, seguro que Dios nos ayudará.

Hoy las redes sociales son un buen vehículo para darse a conocer y para acceder a quienes es interesante que conozcan unas propuestas que siempre serán más nobles y fiables que las falsas promesas, que taimadamente esconden las tiranías mil veces, en mil países contrastadas, que hacen los partidos de la izquierda, extrema en toda su extensión, sin otra sustancia que llene su discurso falso y demagógico. Cizaña (cosa que hace daño a otra, maleándola o echándola a perder, según el diccionario) política cuyo único fin es transformar al individuo en parte de la "masa" y, una vez masificada la sociedad,

encaminarla al acantilado, 

para hacerla caer en su autodestrucción como seres inteligentes con capacidad de pensamiento propio, y la de todos los valores que nos distinguen como seres  humanos.

España y los españoles nos encontramos en una encrucijada que encierra un peligro cierto; no podemos quedar parados, porque si malo es escoger el mal camino, igual de malo es quedarse parados. Por difícil y escabroso que parezca el buen camino, es el que hay que tomar; no podemos consentir que nadie nos venga a alinear con un régimen neo bolchevique con marcadas reminiscencias "cinegéticas" Che-guevarianas.

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