jueves, 20 de noviembre de 2014

CAMBIO RADICAL.

¡Cambio radical en la imagen de España de cara al exterior! Por fin se ha conseguido -y mira si ha costado- el tan ansiado cambio de imagen de la pandereta, guitarra y flamenca con navaja en el liguero, 


por la imagen que ofrece ahora España allende nuestras fronteras y que por fin nos homologa con el resto de la modernísima Europa

como deseaba la gente progresista -barra rojerío- de nuestro amado país, es otra muy distinta de aquella otra de la flamenca vestida de faralaes, el burro y el paleto con pantalón de pana y boina hasta las cejas, que nos igualaba a las naciones tercermundistas; ahora

ya se nos conoce por una imagen más integrada en...  el negocio del trafico de toda clase de drogas, con la instalación en nuestro suelo las mafias extranjeras que dominan ese colosal negocio;

en ser el lugar donde en la política activa y sus alrededores se cometen más y mas variados delitos por metro cuadrado, de entre los países más preparados del mundo para tal menester. Es tal el salto cualitativo, que bien haríamos los españoles en sentirnos orgullosos por tener a nuestra elite administrativa en la pole position del desvergonzado ranking.

Muy atrás han quedado las comparaciones -que hoy nos resultan tan ridículas- con Alfonso Capone; Luky Luciano; Frank Costelo, o Carlo Gambino. Gánsteres que se fajaban en la calle, luchando por el dominio de los bajos fondos yanquis, exponiendo el físico a las expeditas pistolas y metralletas de la competencia delincuencial.

Hoy en este país, en este que nos encontramos, el gangsterismo -que viste de HERMÉS, LOUIS VUITTÓN, SALVATORE FERRAGAMO- se practica elegantemente desde algunos bien acondicionados despachos -y en "comederos" de varias estrellas-, de altos, medios y bajos mandos, de las instituciones gubernativas, sin ninguna posibilidad de consecuencias dañinas para el físico de esos gángsteres salidos de las listas electorales, ni para sus grossos patrimonios forjados en el yunque esforzado del paciente contribuyente.

El cambio es tan patente en el país, que ya ni los niños ni los adolescentes desean ser como Cristiano Ronaldo, Messi, o Rafa Nadal; sus modelos de popularidad y riqueza, por esforzado y sacrificado que es el diario de esos ídolos, han sido abolidos, y sustituidos por la imagen, mucho más cómoda e igualmente productiva que están mostrando muchos de nuestros políticos. Con ello se demuestra, como decía mi abuela, que los críos ya vienen al mundo con la "cartilla" bien aprendida.

El problema será cuando en este país haya muchos más políticos que personas decentes.

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