miércoles, 27 de agosto de 2014

EL MITO DE LA INCLUSIÓN DEL PUEBLO GITANO.


Para doña Ostalinda Maya y doña Anna Mirga está perfectamente establecida la obligación de España, y la de la totalidad de los españoles de integrar a los gitanos, quieran o no, en nuestros usos, formas y maneras sociales que les sean beneficiosas. Para las que constituyen cargas, ya somos más de 45 millones los payos.

Quizás estas señoras no saben, o tienen olvidada, la circunstancia de que aquí, en España, los gitanos llevan varios siglos establecidos, salvo excepciones, sin el menor deseo de arraigarse; y son ellos, con su excluyente racismo, quienes se niegan a la inserción, manteniendo su "peculiar" modo de vida.

Viven en España, pero (con las excepciones existentes, una minoría), se niegan a ser ciudadanos españoles, excepto para acceder a alguna de las "regalías" que los Gobiernos o ayuntamientos, restándoselo a ciudadanos integrados (payos y gitanos) graciosamente les conceden.

El Programa Nacional Para la Integración de la Etnia Gitana, que a algunas asociaciones gitanas les parece una buena vía para la integración, a estas dos señora, les resulta falso. "Pero en un momento en el que la crisis económica española y sus efectos empiezan a arraigar, corresponde romper el mito".

La crisis, señoras mías, no es española; es absolutamente mundial pero, ciñéndonos a lo que nos atañe, la situación en España, parece, viendo en la televisión las celebraciones de las bodas gitanas; el "chorreo" de billetes de quinientos euros que se dan como regalo, los carísimos vehículos en las puertas de las chabolas de algunos barrios gitanos, y algunas vacaciones caribeñas, tal vez podría pensarse que la crisis nos golpea a todos habitantes de España, menos a los componentes de la etnia gitana.

Educación. Para que el Estado español lograra la actual tasa de matriculación de niños gitanos, hubo de utilizar el "lazo", para sacarlos de sus casa y llevarlos a las aulas. En cuanto a la tasa en los niveles superiores, eso es cuestión personal que se aleja de las obligaciones estatales. El Estado español pone los medios, los edificios universitarios; estudiar una carrera universitaria es opción personal. Naturalmente unida a las condiciones económicas.

Para estas dos señoras, que se quejan de discriminación racial en nuestra Patria, hace una comparativa con el resto de Europa, difícil de entender. "En contraste con los gitanos que "RESIDEN" en Europa central y oriental, los gitanos españoles no gozan de reconocimiento de minoría étnica".

Como es así, estas señoras, supongo que gitanas, a todos los gitanos que viven sobre la faz de la Tierra, al considerarles "residentes", no les concede la nacionalidad del país donde viven, y tal vez donde nacieron. No es un mal uso del idioma, sino una realidad fácilmente contrastable.

Yo soy español, nacido el Los Alcázares, Murcia, una de las provincias que componen el hermoso puzzle que es España, residente desde mi más tierna infancia en Madrid.

"Entre los últimos años de la década de los 90 y hasta 2006, España disfrutó de una economía creciente...". ¿Se han preguntado Ostalinda y Anna cual fue la aportación de los gitanos en tan floreciente etapa? Si yo hiciera uso de la maldad que subterráneamente usan ellas en su articulo  editado en el diario El Mundo del día 25 de agosto, podría decir que la misma aportación que hace una sanguijuela instalada sobre la piel de un humano.

¿Qué la crisis les afecta? Y a los extremeños, a los castellanos de ambas Castillas, a vascos, catalanes, santanderinos, asturianos, andaluces (un saludo para mi amigo de Almería), madrileños, gallegos, navarros y, hasta a este "señor de Murcia" sin Ninette. (Mi julia es muy celosa).  

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