lunes, 26 de mayo de 2014

... POR DÉCIMA VEZ.

Estamos en la era del triunfo de la mentira y el fútbol no iba a quedarse al margen. Recién terminado el Campeonato Nacional de Liga, ha corrido la especie, que ya venía caminando "partido a partido", de la excelencia y merecimiento con que el Atlético de Madrid había ganado el campeonato liguero. Que ha ganado el campeonato liguero es algo indiscutible, pero que lo haya ganado con excelencia, eso es algo que, más que discutible, es totalmente falso.

Esta Liga la ha ganado un equipo cuyo entrenador, el señor Simeone, recordando su larga estancia en aquel especulador Calcio italiano, montó un sistema de juego basado en el entorpecimiento sistemático de la propuesta del contrario, sin escatimar modo alguno, incluso fuera del Reglamento, a la espera del fallo del rival. Para este sistema futbolístico, rácano, basto y marrullero, solamente se necesita, y ahí están, un extraordinario portero, y diez esforzados "leñadores" con muchas dudas sobre la redondez del balón, repartiendo estacazos a doquier por la totalidad de los miles de centímetros cuadrados que conforman la verde alfombra donde algunos equipos, por ejemplo el Real Madrid, intentan y en ocasiones logran crear elegancia, belleza y emoción, que es lo que a los buenos aficionados gusta y nos engancha.

Se puede ¡cómo no! pero no se debe aceptar como bueno algo que va contra la naturaleza y la esencia de las cosas, en este caso el Fútbol, pues jaleando y dando alas a ese "juego" que practican los del "Cholo" Simeone,  podría ocurrir lo que le pasó al Balonmano que de ser un espectáculo muy agradable como cuando yo lo practiqué, pasó a ser ahora una sucia pugna, sin más belleza que la de ver a unos cuantos deportista altos y fornidos dándose empujones; unos tratando de introducir la pelota en una pequeña portería y los otros tratando de impedirlo. 

Hay que decir, sin hipocresía que el Atlético de Madrid este año se ha alzado con el inmerecido triunfo en la Liga gracias a un milagrito del Maligno, aprovechando un pequeño descuido de Dios, entretenido en algo de mayor trascendencia. Pero eso, echándole una mano a nuestro Señor, no debemos permitir que se repita. Y, claro, en la Final de la Champions, no se ha permitido porque la ha ganado el único equipo, el Real Madrid, que desde el inicio del partido, con mayor o menor acierto, propuso jugar al fútbol, sin más respuesta por parte de su oponente, el Atlético de Madrid, que el empujón desconsiderado, el leñazo y la patada barriobajera, en defensa de sus posiciones defensivas. Y de esa manera tan poco brillante, a la espera del fallo, se encontró con un gol a favor, sin el menor merecimiento; sin haber invertido en ello el más mínimo atisbo de juego inteligente. ¿Otro milagrito del Maligno? Pero esta vez se impuso el peso de la lógica: si lo que se juega es al fútbol, es quien se empeña en practicarlo quien debe ganar el trofeo en disputa. Y, "Como no te voy a querer; como no te voy a querer, si has ganado la Copa de Europa por décima vez".

El cántaro que mucho va a la fuente...



... es normal que acabe por romperse.

El Fútbol es meter la pelota en la portería del contrario, cuantas más veces mejor; para el disfrute de los que lo practican y para los espectadores que en principio, es lo que pretende la filosofía del fútbol, deporte-espectáculo, y no esa vieja mentira que el "Cholo" ha sacado del baúl de los trasnochados malos recuerdos. Se puede vivir un ratito sin proyecto, pero no sobrevivir con éxito.

Este que os habla, Eloy, es madridista desde su más tierna infancia, lo que hace que en estos momentos esté más feliz que una perdiz en La Mancha, en época de recolección de las mieses.

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