viernes, 14 de febrero de 2014

CHUMINADA PUEBLERINA.

Ya lo hemos dicho otras veces; la edad es una circunstancia que puede traer desastrosas consecuencias para quien egoístamente se llena de ella hasta las cejas. 

Bromas muy a parte, si es cierto que la edad avanzada, no es la mejor etapa en la vida del ser humano; se camina más despacio, suele fallar la vista y laboralmente se empieza por rendir menos, hasta que se llega a la jubilación. Pues bien, equivocadamente por quien les pone, las distintas instituciones de la Justicia española están siendo administradas por personas muy mayores y hasta excesivamente mayores que, por lo que deciden o por las opiniones que emiten, demuestran estar alejados de la realidad. 

En ese contexto temporal, parece estar incluida la señora Adela Asúa, individua componente del Tribunal Constitucional de España. Esta señora confunde la mínima parte, por el todo absoluto, al plantear la inadmisión a tramite el recurso del Gobierno contra la declaración soberanista del Parlamente de Cataluña de enero del pasado año.

Basa su argumentación en la falacia de que 85 ilusorios apátridas, por suponer mayoría en el Parlamento una región, puedan imponer su mala voluntad a los más de cuarenta millones de españoles que estamos en desacuerdo.

Es como si 85 personas comunes y normales, trataran que, por la fuerza que representa, a doña Adela Asúa, se la declarara estúpida integral. Eso sería una barbaridad de similar tamaño que el de la soberanía de Cataluña, fuera del conjunto de la nación española.

Sería bueno que a las personas que demográficamente se les coloca en cargos de tan importantes responsabilidades, se les obligara a un profundo reconocimiento psiquiátrico en un centro gerontológico; seguro que todos nos sentiríamos más tranquilos, cuando algún asunto tenga que ser sancionado por esos altos tribunales.

La señora Adela Asúa -¿quien la habrá aupado?- repartió una ponencia entre sus colegas en la que entre otras cosas presenta a Cataluña, como "sujeto político y jurídico soberano" que fue catalogado por la mayoría de los componentes del TC, como una barbaridad (si esa opinión, en vez de doña Adela, la hubiera expresado otra persona, yo la habría calibrado, además de una cabronada, de una idiotez pues, Cataluña, si es que no nos están engañado, es territorio español, como Murcia, Asturias las Vascongadas, etc.)

Una ley menor, nunca  puede imponerse a una ley de superior rango y, si tenemos en cuenta que los parlamentillos de esos reinos de taifas que estos indigentes mentales se sacaron del fondillo de sus gayumbos manchados de "nicotina", son una representación del Estado, nunca a una chuminada pueblerina, se puede dar valor superior, por su propia naturaleza.

Reconozco mi sencillez de comprensión y análisis, pero me es imposible comprender que a gentuza que atenta contra la sacrosanta unidad de España, se le permita estar en las instituciones del Estado y, con su extraña manera de vivir la dignidad, cobrar sus buenos euros de él.



Esta mujer que apenas sabe abrocharse el abrigo, es quien se atribuye el derecho a reconocer a Cataluña como "sujeto político y jurídico soberano". Y yo quiero vivir en el Palacio de Oriente ¡No te jode! 

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