El agradecimiento es una virtud poco extendida en el ser humano. Por esa razón, me resulta muy raro que el periodista cubano, don Raúl Rivero, públicamente, en su columna de El Mundo, se muestre agradecido por la gestión que desde el Gobierno de España (primero José María Aznar, después Zapatero) se llevó a cabo ante su homónimo cubano, con el buen resultado de lograr su excarcelación, juntó a otros colegas de letras e ideología. Resulta tan extraño encontrar a un agradecido, que su presencia, aparece como la rotura del axioma: humano, igual a desagradecido; acuñado en las últimas décadas, casi cuatro, al menos en España.
Gracias, don Raúl Rivero; usted me ha permitido comprobar que vivía en el error de llegar a creer que los pocos con capacidad para agradecer que, como usted, quedamos, éramos una estúpida subespecie en trámite de benéfica extinción para la actual sociedad.
Es natural ¡como no! Viniendo de la oscuridad de una cárcel castrista que al verse entre Zapatero, presidente socialista y Rajoy, jefe de la oposición, le pareciese una lección de democracia. A mi, en su lugar, me habrían parecido una pareja de cómicos "desgraciados", personajes de una función aburrida. El, que iba a recibir el premio de Columnista, que le fuera concedido dos años antes por el periódico El Mundo, viendo a tan "altas magistraturas" y, entre ellas a Pedro J. Ramírez, debió pensar que si de verdad existía el Eden, lo estaba disfrutando en ese momento.
Pero hasta las personas inteligentes se equivocan y él, siéndo inteligente, se equivocó al pensar que el periódico que le entregaba el premio, por la mano del señor Ramirez, su tendencia política es de centro-derecha, presumiendo implícitamente que el director del mismo, fuera de la misma tendencia. Craso error, don Raúl; tanto el periódico como su director, pertenecen a la productiva política del mercenariado económico. Sin más credo que el propio beneficio, y la promoción personal del señor Ramirez. Hay que reconocer que en ambas direcciones logra buenas cosechas. Tener la noticia entera, y fraccionarla para ir dándola a cachitos en su periódico. Eso me decía un amigo que era lo que él hacia. "Es una táctica asombrosamente productiva, pues avisa a quien corresponda que, además de lo que digo de ti, hoy, no veas lo que tengo para seguir sacando. Da mucho poder, además de permitirte salir en la foto con grandes financieros, bellas mujeres, y políticos en ejercicio, amén de otros gajes".
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