martes, 5 de noviembre de 2013

¡SI FUERA PARA ALGO BUENO...!

Cerca de cincuentena y ocho mil parados más, en este pasado mes de octubre. Es el alza menor desde octubre de 2007, pero no sirve de alivio el dato, sino todo lo contrario. Pensar que el paro se ha incrementado, no creo que sea para que la ministra de trabajo se sienta orgullosa.

El sistema premia a la gran empresa, no tanto porque se crea que es la locomotora capaz de engullir el paro, sino porque quienes cubren los resortes del poder de este sistema, tienen o reciben beneficios económicos en o de esas empresas. Pero estamos comprobando que esas grandes empresas que tenemos en España, lejos de paliar, lo que están tan haciendo es colaborar, acogiéndose a los EREs, a que las cifras de paro sigan su camino ascendente. No parece ser que del buen trato (subvenciones, créditos a bajo interés y otras cosillas) surta un efecto beneficioso para la sociedad en su conjunto. ¿Entonces? La solución que algunos linces vislumbran, es que sea la pequeña empresa industrial; el pequeño comercio y los autónomos los que, con otra vuelta de tuerca a sus posibilidades, inviertan, de ascendente a descendente, la línea del paro. ¡Grosso encargo!

¿No les parece demasiado tarde? La pequeña empresa industrial y el pequeño comercio, o ha desaparecido, o está a punto de extinción, presa en las fauces de las entidades de crédito, a pesar de ser acreedores insatisfechos de las instituciones del Estado, o por la desleal competencia -alentada por las instituciones- de las grandes superficies comerciales. Los autónomos, lejos de la deseable preocupación del gobierno por sus problemas, la gran mayoría se han entregado a los confortables brazos de la economía sumergida. Allí, ellos y el comercio familiar, junto al pequeño taller, encontramos el buen trato que nos niega el sistema.

¡Ah! Y encima contribuimos con nuestros buenos euros a la Hacienda Pública, a través de los enormes impuestos que agravan los productos de primera necesidad.

22 municipios de la sierra madrileña crean un impuesto por coger setas. No; no les importa, aunque se envuelven en la bandera de lo ecológico, que la recogidas de las setas se lleve a cabo de manera ordenada y no dañina para la floración futura; lo que les importa, y quieren que sea mucho, es que los "recoge setas" se aflojen el bolsillo. Si a los municipios de estos pueblos les interesara de verdad el daño ecológico que por la recogida pudieran sufrir los pinares, que pongan unas condiciones lógicas y, como se hace con la pesca y la caza, se vigile su cumplimiento.

Ahora son las setas; después, estos ejemplares alcaldes cobrarán unos cuantos euros a quien se atreva a subir a la Sierra, por cada inspiración que hagan de aire puro Serrano. ¡Si ese dinero fuera para algo bueno...!

No hay comentarios: