miércoles, 16 de octubre de 2013

LA ESTUPIDEZ.

La estupidez es decir que, como catalana, se está de acuerdo con la consulta, aunque votaría no. Mire usted, doña Carmen Rigalt; tonterías, las justas.

Imaginemos que, posicionándonos por encima de la Constitución, se permitiera la consulta catalana; perfecto. Pero ¿Que pasaría si las demás Comunidades Autónomas decidieran seguir el ejemplo catalán? ¿Y si lo pidieran cada una de las capitales de provincia? Claro que también lo podrían exigir los grandes pueblos y así, en alocada cascada, hasta el villorrio más exiguo en habitantes. No dejaría de ser divertido. Algo caro, pero divertido.

Ya me encantaría que esas gentes que dicen ser incuestionable el derecho a decidir, de unos pocos, sobre la separación de Cataluña del resto de España, en que lugar de la Constitución Española, lo han leído.

Lo que es incuestionable es que siendo muy importante Cataluña, lo es más dentro de España. Independiente... ¿a que nunca ha existido un país independiente llamado Cataluña?. Lo cierto es que con la cantidad de migraciones que a lo largo de los años ha habido (lo mismo que en Madrid), exagerando una "mica", por lo que merma, lo que menos hay es catalanes en Cataluña, y madrileños en Madrid. Lo que ha enriquecido económica y cultamente a ambos territorios del Estado Español.

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Y el Faisán voló, voló, voló...
Hoy hemos sabido de la sentencia dictada por el caso "Faisán". Verbenera sentencia, con olor no a churros, como huele en las verbenas, sino con un fuerte tufo a politiqueo, que por no gustar, no gusta ni al mismísimo Fiscal General, señor Torres Dulce.


Voló el Faisán espantado por el espantapájaros de la foto. Voló el Faisán, por el mismo camino que escapó el señor X, jefe supremo de los GAL: ¡hay que proteger la democracia! Y, como entonces, ahí han quedado los dos chivos expiatorios (el chivo es el hijo macho de la cabra, cuando son pequeños; estos dos, son mucho más que chivos). Me ha llamado la atención la ternura del juez ¿que queréis que os diga? Por haber llegado a la conclusión de que los dos policías, Pamies y Ballestero con su actuación en el bar El Faisán, lo que intentaron, según el juez, motu proprio, sin recibir órdenes de la superioridad, fue tratar de "no entorpecer el proceso de paz" que, por aquel entonces (que dicen por mi pueblo) los socialistas tenían en marcha juntó a los asesinos etarras. Tierno y patriota el juez. No me imagino al pasante del despacho de este juez, dictando sentencias absolutorias improcedentes, a espaldas del titular, el por Alfredo P. Rubalcaba condecorado juez don Javier Gómez Bermúdez. ¡Elemental, querido Watson!

Y el Faisán voló, voló y voló... Para no volver jamás.

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