Resulta difícil de comprender que un aumento de más de veinticinco mil parados, durante el pasado mes de septiembre, es un dato que augura un bueno y próximo futuro. Y más, cuando (por poner sólo tres ejemplos) un fabricante de coches indio, Tata, ha anunciado el cierre de su fábrica, dejando en el paro unas cuantas decenas de trabajadores; cuando Panrico disminuye al cincuenta por ciento su plantilla; la empresa Hueso, también rebaja plantilla y lo que desde una óptica social, me resulta inaudito, rebaja de entre un treintaicinco y un cuarenta por ciento los sueldos de los que queden.
Y, es posible que lo que dice el gobierno, por una vez, sin que sirva de precedente, sea cierto y lo que ha experimentado el paciente, la muerte física, sea bueno porque su nueva situación le permite ascender al Cielo.
Si, señores ministros, presuntamente implicados en el tema: es posible que el rebote en ventas de vehículos en un veintiocho por ciento; el aumento de nuestras exportaciones; y alguna otra cosa, nos pongan en la senda del crecimiento y ese 0,7 que se espera para este año, sea la punta del ovillo y que su desarrollo nos lleve a las cifras necesarias para que traduzca un creación de empleo. Pero, para entonces ¿existirá la figura del trabajador? Esa especie en vías de extinción que ahora, a algunas personas tanto molesta.
Lo siento pero es que me pone de muy mala leche oír en las tertulias de radio y televisión que una de las soluciones para arreglar el desaguisado económico que han montado los asquerosos capitalistas y los malos políticos, sea rebajar sueldos y asumir el despido libre y gratuito. Si; me pone de mala leche y me jode porque la mayoría de quienes así se expresan, o tienen intereses en empresas, o sus inconfesables y largos ingresos están asegurados y a salvo de cualquier vicisitud. Esa gente para todos los gastos familiares, seguro que dispone de una cantidad muy por encima de esos escasos mil euros que, menos que más, está cobrando un trabajador (pido perdón a los trabajadores porque seguramente me he pasado)
Y, es posible que lo que dice el gobierno, por una vez, sin que sirva de precedente, sea cierto y lo que ha experimentado el paciente, la muerte física, sea bueno porque su nueva situación le permite ascender al Cielo.
Si, señores ministros, presuntamente implicados en el tema: es posible que el rebote en ventas de vehículos en un veintiocho por ciento; el aumento de nuestras exportaciones; y alguna otra cosa, nos pongan en la senda del crecimiento y ese 0,7 que se espera para este año, sea la punta del ovillo y que su desarrollo nos lleve a las cifras necesarias para que traduzca un creación de empleo. Pero, para entonces ¿existirá la figura del trabajador? Esa especie en vías de extinción que ahora, a algunas personas tanto molesta.
Lo siento pero es que me pone de muy mala leche oír en las tertulias de radio y televisión que una de las soluciones para arreglar el desaguisado económico que han montado los asquerosos capitalistas y los malos políticos, sea rebajar sueldos y asumir el despido libre y gratuito. Si; me pone de mala leche y me jode porque la mayoría de quienes así se expresan, o tienen intereses en empresas, o sus inconfesables y largos ingresos están asegurados y a salvo de cualquier vicisitud. Esa gente para todos los gastos familiares, seguro que dispone de una cantidad muy por encima de esos escasos mil euros que, menos que más, está cobrando un trabajador (pido perdón a los trabajadores porque seguramente me he pasado)
No hay comentarios:
Publicar un comentario