sábado, 21 de septiembre de 2013


Beatos Felipe de Jesús Munárriz Azcona, Juan Díaz Nosti y Leoncio Pérez Ramos, presbíteros y mártires.

Fecha: 2 de agosto
†: 1936 - país: España
Canonización: B: Juan Pablo II 25 oct 1992

En Barbastro, también en España, beatos Felipe de Jesús Munárriz Azcona, Juan Díaz Nosti y Leoncio Pérez Ramos, presbíteros y mártires, todos ellos Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de la Bienaventurada Virgen María, que, precediendo a otros muchos compañeros, en el furor de la persecución contra la Iglesia fueron fusilados a las puertas del cementerio por milicianos.

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El 20 de julio de 1936, dos días después del Alzamiento Nacional, unas decenas de milicianos asaltaron la comunidad de Barbastro donde residían sesenta misioneros Claretianos con la excusa de registrar el edificio en busca de armas bulo mal intencionado que corría por el pueblo. A pesar de que no se encontraron ningún tipo de armas, fueron detenidos.  Durante el registro dos sacerdotes pudieron salvar  la Eucaristía. Desmontada en varias partes, la pudieron esconder entre la ropa de uso. 

Hasta el mes de agosto, detenidos, el comité de Barbastro apenas si se preocupó de darles de comer. Parecían haberse conformado con tenerles en tan precaria situación pero una acción que costó la vida de unos  anarquistas –fueron fusilados por querer robar al ladrón, e intentar quedarse con unos objetos religiosos. Como contrapartida desquiciada pues la ejecución fue ordenada  por el Comité; se presentó en Barbastro  el asesino Buenaventura Durruti, jefe de los anarquistas, y ordeno poner fin a la presencia de los Claretianos, y de paso, la del obispo de Zaragoza.

A partir del día 2 de agosto, se fueron haciendo sacas, de 20 en 20 cada una de ellas. Los fusilamientos se llevaron a cabo en el cementerio de Barbastro. Jesús Muñárriz, Juan Díaz y Leoncio Pérez, misioneros, fueron quienes animaron al resto de los sacerdotes a que admitieran su sacrificio como una ofrenda a Dios. Todos murieron al grito de “¡Viva Cristo Rey!” Ese día comenzó el holocausto de mártires de Barbastro. Ningún sacerdote ni seglar renegó de su fe, con la promesa de que con ello se  salvarían. Promesa que ahora todos estamos seguros que aquellos asesinos nunca la iban a cumplir.

Felipe de Jesús había nacido en un pueblo de Navarra, Allo, en la cercanía de Estella, el 4 de febrero de 1875, murió asesinado por miembros de la izquierda española  el día 2 de agosto de 1936. Desempeño el cargo de formador de seminaristas en <Cervera, Barbastro y Alagón.  Llegó a ser superior de cuatro comunidades: Barcelona, Zaragoza, Cartagena; cuando fue martirizado y asesinado, era el superior de la comunidad de Barbastro.

Juan Díaz nació en Oviedo en 1880. Fue el primer asturiano claretiano. Sus padres se trasladaron a la Ciudad Condal. Allí conoció a los claretianos. Como el padre  Felipe de Jesús, estuvo en Cervera, Alagón y Barbastro, donde fue martirizado y asesinado, el día 2 de agosto de 1936.

Leoncio Pérez Ramos nació en Muro de Aguas (La Rioja) en 1875. Fue ordenado sacerdote en 1901. Ingresó en el colegio claretiano de Alagón. Llegó a ocupar los cargos de superior y de ecónomo en Barcelona, Tarragona, Lérida, Játiva, Alagón y Barbastro, donde fue martirizado y asesinado el día 2 de agosto de 1936.

¡Cuántas vidas se habrían salvado si, como el Santo Padre Francisco,  hubieran declarado a tiempo  que ellos “Jamás habían sido de derechas”  

Estos tres sacerdotes beatificados por S.S Juan Pablo II, son solamente tres sacerdotes asesinados por los rojos, como varios cientos más, sin otro motivo que el de servir a Dios. Entonces, los rojos (anarquistas, comunistas y socialistas) no eran como son ahora, el que más y el que menos de comunión diaria, como José Bono, aunque comulgue con magdalenas Ostiz, o el pío Pepiño Blanco; aquellos democráticos caballeros; aquellas joyas con dientes de hiena, desde los primeros años treinta, se dedicaron, entre otras canalladas, a la caza del clérigo, la monja y el seglar creyente, sin aceptar veda de edad o sexo.

Esto que hoy he traído y comentado en la página de mi blog, es, les digo a los jóvenes,  una muestra de la Democracia que los rojos de hoy, añoran y, si no la reviven, no es porque la bestia carnicera se haya vuelto vegetariana, sino porque se le han caído los colmillos (la URRS). Ellos como “La Celestina”. “Aunque se me han caído los dientes, aún me queda el gusto en las encías”.

Eloy R. Mirayo, con la colaboración de Wikipedia.

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