sábado, 28 de septiembre de 2013

ALGO CONVENIENTEMENTE TAPADO.

A algunos españoles, por lo visto, no a muchos, nos gustaría saber a dónde van a parar los dineros del narcotráfico nacional, teniendo en cuenta que España es uno de los países puente por donde más importante es el tráfico de estupefacientes, y uno de los que los narcotraficantes nacionales más se benefician de ello. Por el Sur, las costas de Andalucía, entra el hachís, y por las costas de Galicia, la heroína y la cocaína, amén de otras fruslerías alucinógenas.

Y, bien; que bueno sería que alguien respondiera a las preguntas de quiénes son los monstruos asesinos que recogen los beneficios, y en que negocios los consiguen blanquear.

Ese es uno de los retos más importantes que nuestra Policía, que de siempre ha sido la mejor del mundo, debería encarar con más fuerza. Y en paralelo el Gobierno, para que el resultado sea satisfactorio, vigilar que, tanto el equipo policial como el judicial, estén compuestos por personas valientes, tenaces e incorruptibles.

Sabido es por todos nosotros, los españoles, que nuestra Patria es tierra de grandes prodigios pero, por muy prodigiosos que seamos capaces de ser, no es posible que un equipo de fútbol, cuyo nombre silencio, se gaste en fichajes de jugadores nacionales y extranjeros un capitalizo, sin ser capaz de generar una fuente de ingresos que lo justifique.

Como tampoco se justifica un negocio que hace a su dueño (al menos en apariencia), uno de los hombres más rico del Mundo, que en su inicio, como único apoyo de maquinaria industrial fuera una vieja máquina de coser de su abuela. Y por toda mano de obra, entonces no aún no habían llegado los chinos, las manos de su mujer y las suyas propias.

Eso es cosa que nos extraña a quienes formamos parte de una familia de cinco generaciones en una profesión de mercaderías de alto precio y, a pesar de eso, malamente podemos decir que formamos parte de la clase media. Esa clase media que esta Democracia parece estar empecinada en acabar con ella. Claro está que nuestro negocio es propio y, por honradez y amor a la libertad, jamás habríamos consentido entrar en esa órbita delictiva de destrucción moral y física de la persona, hasta convertirlo en una piltrafa humana, que sólo libera la muerte. ¿Qué satisfacción puede alcanzar quien su popularidad y su gran lujo se la proporciona la criminal droga? ¿qué autoestima puede tener por sí mismo quien  "triunfa a lo grande" gracias a ser catapultado por el narcotráfico asesino? A dónde va a parar el dinero de ese trágico negocio, la "Radio Macuto Nacional" tiene muy bien sabido lo que para el Ministerio del Interior, el Ministerio de Justicia y el Ministerio de Hacienda resulta un arcano impenetrable, o "algo" convenientemente tapado... Para alguien más que los "narcos".

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