jueves, 25 de julio de 2013

¡DIOS MÍO, QUE DESGRACIA!.

El choco-tajas de las lesbianas.

La ministra de Sanidad, doña Ana Mato (curioso apellido para una ministra de Sanidad) ha dejado claro que la inseminación artificial no es un tratamiento que se dispense a cargo de la Seguridad Social, a personas que no tienen problemas físicos para quedarse embarazadas. Las mujeres que por su peculiaridad sexual, que se reconocen lesbianas, como yo hetero, y no desean practicar sexo con varón (yo tampoco), pero desean ser madres, como es lógico, quedan fuera de la tutela de la sanidad oficial.

La Sanidad Social cubre de la mejor forma que puede, los problemas que a sus afiliados les plantean las enfermedades. Y, aunque la imposibilidad de quedarse embarazada no es sinónimo de enfermedad, si es cierto que plantea una anomalía física. De la misma manera que la Seguridad Social no está para caprichos de lesbianas, tampoco está para que una mujer heterosexual, porque le apetezca… otro día seguiré.

¡Dios mío; que desgracia!

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Mi más sentido pésame para los familiares de las víctimas del accidente ferroviario de Santiago de Compostela.

Yo sé lo que es perder a un ser querido: mi hermano Roberto, de seis años de edad, atropellado por un camión en la calle Claudio Coello de Madrid. Haber hablado instantes antes con él, y al rato, te dicen que tu hermano pequeño se encuentra en un centro médico de urgencia, muerto.

Es muy duro. Es muy duro enterarte que un tren militar que trae a tropa desde el Pirineo leridano ha colisionado en Villaverde con una máquina que hacia maniobras, al paso por un puente estrecho. Es muy duro llegar al lugar del accidente, porque mi hermano Pedro, radiotelegrafista en un cuartel del Pardo, podría estar allí, entre aquellos hierros retorcidos; llegar al puesto de mando, en un bar próximo, y preguntar a un teniente del ejército “no, muchacho; tu hermano no venía en ese tren”. A los pocos minutos oí al teniente dar la misma respuesta por el teléfono y, cuando colgó el auricular: “¿cómo le digo a esa pobre mujer que su hijo está en la lista de las víctimas mortales?

Mi hermano llegó al día siguiente pero el miedo y el dolor fue tremendo. Si solamente el susto nos casó tanto dolor, abrazando a mi hermano llore sintiendo en mí, el dolor de los padres y hermanos de los soldados que murieron.

Porque soy perito en el dolor, comprendo el que este suceso ha proporcionado a muchísimas personas.

Sería bueno que rezásemos un Padrenuestro y un Ave María, por el eterno descanso de las almas de los muertos y por la rápida recuperación de los heridos. Amen.

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