miércoles, 24 de julio de 2013

COMO UN GUIÑOL.

"El PP con su peor resultado aún ganaría al PSOE de Rubalcaba".

Encabezado del periódico El Mundo. Y da por bueno que durante el tiempo que Rajoy está al frente del gobierno, su diferencia con el ¿líder socialista? ha caído un 30,7 por ciento.

Lo bueno o lo malo de las estadísticas es que siempre sale lo que quiere que salga quien las promueve. El nuevo deporte que se ha impuesto entre lo más gramado de nuestra clase periodística es jugar a hacer caer del pedestal al muñeco. En su día el muñeco fue Felipe González; después fue J. María Aznar; lo fue Zapatero más tarde y ahora lo está siendo Mariano Rajoy. Con toda sinceridad, no me quejo por ello. A ese deporte, en realidad se le debería reconocer como ciencia. La ciencia capaz de demostrar al mundo entero que el cuarto poder, es quien tiene la inteligencia que les falta a los otros tres poderes; que el cuarto poder es tan poderoso que, cuando les parece bien, pueden encumbrar a un imbécil en detrimento de un sabio; que el cuarto poder es ¡EL PODER!

Eso es una verdad incuestionable. Pasa la monarquía, pasa la revolución roja, pasa la dictadura, pasa la democracia y el cuarto poder sigue nutriéndose del esfuerzo colectivo, incluyendo a las putas y a los putos que se anuncian en sus periódicos. Es un axioma que afecta a todos los países del globo terráqueo. Las empresas periodísticas son las propietarias del barómetro y el termómetro que manipula y regula la actividad general de la sociedad de un país.

En la actualidad las dos empresas periodísticas más fuertes de esta ruina de país en que han convertido a España, El País y El Mundo, aprovechando la coyuntura (el feo asunto de Bárcenas-PP) han tomado a Rubalcaba por el fondillo de los pantalones y por el cuello de la chaqueta y, en volandas, pataleando y manoteando como un guiñol, le han llevado a las puertas de plantear una Moción de Censura, contra el presidente Rajoy. Aún sin resuello, Rubalcaba, formando contubernio con los demás ratoncillos del “gran saloon de la pradera”, para sentirse con fuerzas, ha amenazado con la ayuda de las rotativas y como de costumbre, el grandullón líder de la blanda derecha, junto a sus ursulinos/as, se ha venido abajo y, para salir airoso -eso se cree él- intentando esquivar la moción, ha ofrecido una explicación, repensada y muy cocinada, con la intención de calmar el heterogéneo “ganao” que se recoge en el Hemiciclo de la carrera de San Jerónimo.

La explicación ofrecida por la cúpula del PP, es el alivio (burladero en el coso taurino) de los cobardes. Cualquier comentarista político sabe de primera mano que Rubalcaba, y el resto de la mini oposición, son como los odiosos chuchos Yorkshire Toy, mucho ladrido, pero ningún peligro; mucho ruido y pocas nueces.

Nunca le perdonaré al presidente del gobierno –aunque no se lo crean- señor Rajoy, haberme privado del placer de ver, en directo y en diferido, hacer el ridículo a la banda del Tutú, comandantes en jefe de una nutrida panda de desechos de tienta de la Universidad, de la Empresa y del Campo, que se estarían muriendo de asco si no fuera por los chupetones que le meten al momio de la política.

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