lunes, 25 de marzo de 2013

LA CULPA ES DE AQUEL MALDITO TANGO.

La noticia en primera plana es la detención de la cúpula de los comisionistas de los ERE, en la comunidad autónoma andaluza. Leo y no encuentro el nombre de ningún político de la elite gubernamental. Es raro ¿No? Que pasa, ¿es que estos comisionistas detenidos entraban como Pedro por su casa en la tesorería de la Junta de Andalucía, abrían el cajón de los euros y se marchaban tan campantes con los millones en los bolsillos? ¿No lo creéis? Yo tampoco; por mucho que se empeñe el señor Griñán (habría que pedir perdón a los andaluces por haberles mandado semejante perla; el pollo nació en Madrid) en decir que él no tiene responsabilidad política. Claro que no debería tener responsabilidad política, por estar esa responsabilidad absorbida por lo penal. No se está discutiendo si las inversiones de un ministerio han sido o no acertadas, sino de la desaparición entre prejubilaciones y comisiones de un tremendo pastizal, que haría las delicias de los casi seis millones de parados que hay en España.

El presidente de la Junta de Andalucía, tiene el cuajo de querernos convencer de su absoluta inocencia en este marronazo, echando mano de un recurso, un juramento, que en otras personas, el Papa, por ejemplo, nos valdría sin el menor género de duda; pero, viniendo de un socialista que ha llegado donde ha llegado por ser miembro de una gran familia (yo conocí a sus tíos, los excelentísimos señores Martínez Emperador) que desempeñó cargos políticos de responsabilidad en el régimen del Caudillo, tiene el mismo valor que un billete de 6,50 euros. El goteo constante de personas imputadas –socialistas, ugetistas y comunistas de CCOO-, algunos encarcelados, parece que, a pesar de la coartada, la presentación de la Junta como acusación en el Caso, va haciendo tan profundo el charco que, si el diablo no lo impide, puede acabar anegándoles a él y a su predecesor, junto al resto de conjurados.

Se delinque por acción u omisión. 1.200 millones de euros sacados de la tesorería de la Junta, no puede pasar desapercibido para los más altos cargos de la Comunidad Autónoma de Andalucía, su destino; quienes son los que lo manejan; cuales son las causas; y quienes son los receptores. No es de recibo que un individuo con poder de decisión en la entrega de las ayudas oficiales, “pase consulta” en la barra de un bar, amenizada con Wiski y Heroína a cargo del “presupuesto”. Y, eso, sin que nadie se entere, pero ¡Qué casualidad! Que bien viven todos los que están pegados a la teta de la vaca (la Junta).

Es lo clásico en las cosas que afecta negativamente a la casta política; buscar a quien echar la culpa: ¡la culpa es de aquel maldito tango! Cualquiera menos ellos, los modernos caciques; los putos amos de la Junta, que diría José Guardiola. Se autoproclaman puros como el agua pura que baja cantarina desde Sierra nevada. Siempre buscando un “nazareno” como cabeza de turco, salen de los embrollos vírgenes como doncellas enclaustradas. Pero es mentira porque, presuntamente… presuntamente… y presuntamente todos ellos, en el séptimo pecado son más putas que María Martillo. Y los andaluces, el Sur es inteligencia, viendo que los putos amos van pasando por las distintas poltronas, cargando a todo cargar y cuando se piran, indefectiblemente todos salen, unos para la capital del reino y otros quedándose allí, disfrutando de sus suntuosas quintas recién compradas, más adinerados que cuando llegaron, mientras que ellos, los andaluces, quedan más empobrecidos.

1 comentario:

Unknown dijo...

Todo en Andalucía es pura ruina. Las empresas públicas son colocaderos de enchufados con carnet. El Gobierno está corrompido hasta la médula y el nepotismo campa a sus anchas a lo largo y ancho de la Comunidad. La única forma de saber que un pueblo, ciudad o provincia está menos contaminada por la podredumbre emanada del Palacio de San Telmo es ver su capacidad productiva. A más empresas, industria y menos paro más limpia de tal Hez. Así son las cosas. Sólo generan miseria y dan a cambio, cuatro subsidios con los que los parados, que ya superan el millón trescientos, les aplauden con las orejas.

Un saludazo.