jueves, 14 de febrero de 2013

LA SIMPLE SIMPLEZA DE UN SIMPLE.

La simple simpleza de un simple incorregible. Esta, si he llevado bien la cuenta, es la cuarta vez que salgo a rebatir una opinión, con ínfulas de Lección Magistral, del académico don Luis María Anson. Este es un oficio que no me gusta un pelo, pero hay casos que, como al mudo del cuento, uno, se ve en la necesidad de replicar.

El asunto es que el señor Anson, en la conferencia que ofreció en el Club Siglo XXI, le ocurrió lo que mucha frecuencia le está ocurriendo, será cosa de la edad, en un momento, analizando la situación crítica que políticamente está sufriendo España, de nuevo se le encendió en el cerebro la máquina de decir simplezas (idioteces en mi pueblo) y soltó una petición, aprovechando que en la sala había varios políticos de los dos partidos mayoritarios, que solamente a un simple se le podría haber ocurrido. Solamente pensar que su petición llegara a cristalizar, “mese ponen los pelos como escarpias”.

La ocurrencia de don Luis Mari, pedir que el que fue el presidente del gobierno que tuvo el deshonor de crear y mantener a una banda de criminales que respondían a las siglas GAL, y que también durante su sospechoso mandato se dieron entre otros muchos casos, el choriceo de FILESA y MALESA, Felipe González Márquez, en compañía de don José María Aznar (no lo hizo extensible al último Jefe Nacional del Movimiento, don Adolfo Suárez, me imagino que por imposibilidad física), para que entre ambos piloten una reforma constitucional, por haber rebasado el grado de simpleza, merecería ser elevada al alto rango de gilipollez superlativa, digna de un puesto bien notorio en el salón de las Grandes Gilipolleces; quizás, en el mismísimo frontispicio, a la vista de todo el mundo

ARTÍCULO 2. La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.

ARTICULO 3. 1. El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla.

De los cinco presidentes y medio (a don Leopoldo Calvo Sotelo, le doy el medio) precisamente, junto a ese ectoplasma a quien le llaman, en el mejor de los casos, José Luis Rodríguez Zapatero, son los máximos culpables de que el separatismo catalán y vasco (la escoria política de esas dos regiones españolas) se muestren con la chulería provinciana que lo están haciendo, negando a catalanes y vascos el derecho de ser y sentirse españoles. Ellos, esos tres expresidentes del gobierno de España, en su desconocimiento intelectual de cómo se debe gobernar una nación, cuando posiblemente no eran capaces de gobernar sus propias casas, para sentirse más seguros en sus puestos, fueron cediendo (¡nos ha jodido, como no era de lo suyo!) y ahora, nos han dejado en tal estado que, para volver las aguas a su cauce, si no viene quien los tenga muy bien puestos, nos costará mucho esfuerzo. “El régimen está agotado”, no cabe duda de que el señor Anson, tenga ojo de águila. “Don Juan Carlos lleva 37 años, uno más que Franco (recuerda, esta vez sin insulto) y estamos en una situación históricamente comprometida” lo que digo, ojo de águila. “Hay que hacer relevos y si no, el régimen se termina indefectiblemente” (¡Mira tú que lastima!). Si don Luis Mari fuera políticamente honesto, aunque sólo por una vez, ya que menciona al Caudillo, haga, como un buen ejercicio, notar la gran diferencia de resultados: del 39 al 75, planes de desarrollo; creación de empresas; oro y plata en los bajos del Banco de España; inexistencia de paro; acceso a la propiedad de vivienda de los trabajadores, a quienes estuvieron marginados durante siglos. Ahora… Usted mismo. El desarrollo parado; cierre de empresas; en los bajos del Banco, telas de araña donde antes había lingotes de oro y plata; el paro en un 26%; y, las propiedades que se compraron entonces, perdiéndolas a manos de los bancos.

La simple simpleza de un simple: ¿Otra vez Felipe y Aznar? ¡¡¡Socorrito!!!

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