lunes, 18 de febrero de 2013

DEMOCRACIA GUARRINDONGA Y CASPOSA.


Un suceso se hace noticia a través de la óptica de un profesional del periodismo, siempre que le resulte rentable; si no, el suceso es simplemente un mero rumor que no interesa a nadie, incluyendo a la autoridad competente y a la Justicia.

Eso es lo que se está viviendo en estos momentos en España; lo que todos los españoles comentábamos sobre la corrupción generalizada de los políticos, durante muchos años, fue un simple rumor, un latiguillo que toda sociedad, a nivel mundial, tiene acuñada contra las personas que en cualquier circunstancia llegan a detentar un poder; y más, si ese poder administra fondos económicos, alguien la ha convertido en noticia.

¿Cuándo se ha convertido en noticia? Cuando el periodismo escrito, sabe Dios por qué razón, no muy lejos de la “rara” economía: su
bvenciones oficiales, propaganda institucional y compra de un buen numero de los periódicos de la tirada diaria, se dedicó a convertir lo que era un secreto a voces, entre el paisanaje, en temas para llenar las páginas de los periódicos, huérfanas de mejor material intelectual, y el periodismo audiovisual, para llenar sus espacios, igualmente huérfanos de interés intelectual. La corrupción, que no es más que la delincuencia de uso cotidiano, por practicarla quien tiene la obligación de dar ejemplo de honradez, nunca ha sido para los medios de información más que el filón de donde manan sus ingresos; por ese motivo, aunque tengan toda la información en cartera, la van sacando en pequeñas dosis para que el enfermo (el sumiso lector) pase por la ventanilla (el puesto de venta) dócilmente, a recoger como escandalosa primicia lo que durante muchos años llevaba digiriendo todos los días. Motivo por el que los españoles, salvo aquellos que llevan sobre el pescuezo la collera de los partidos de izquierdas, que siempre responden al tirón del ronzal, seguimos viviendo nuestro día a día con el ánimo sereno, esperando que llegue a producirse el milagro de que todo este asusto de la corrupción política, judicial y bancaria (podredumbre institucional), que por culpa de la publicidad interesada, nos está ahogando, se encauce y llegue a remansarse a un nivel que pueda ser soportable. Es querer un imposible, el que esta Democracia, guarrindonga y casposa (Monarquía Parlamentaria), con tantísimos chorizos en su escaparate, por arte de Magia Potagia, se quede sin siquiera un triste chorizo que mostrar al mundo.

Desde este lado, a donde los golfos nos han desterrado, estamos asistiendo al bochornoso espectáculo del “y tú, más”
que, desde la acera de enfrente políticos, banqueros, abogados, jueces, periodistas, sindicatos, patronal, entes autonómicos y munícipes de todo pelaje, se acusan mutuamente, mientras luchan a dentelladas los unos contra los otros, disputándose el mordisco más grande del pastel.

La señora Carmen Rigalt, en el diario El Mundo, encabeza su artículo con un “España país de cafres” que, muy bien hubiera hecho si en vez de lo escrito, hubiera encabezado con un “España está secuestrada por un batallón de cafres que se alternan en la tarea de desangrarla”

La exconcejala de Los Yébenes (Toledo) se ha hecho famosa, al punto de ser invitada a participar en un Reality
rrio periférico de Madrid, vive un chaval de dieciocho años que, por su ardor frenético por su propio sexo, todos le llaman manolito “el pajillas”. Lo mismo le contratan para hacer pareja: “Olvido y Manolito” pajilleros por el Mundo.



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