lunes, 17 de diciembre de 2012

DESEO HEREJE.

El neo nacionalismo es la nueva corriente política que se está expandiendo por toda Europa y que aquí, en España, está alcanzando unos tintes extremos. El neo nacionalismo o tontuna internacional, que es como se debe denominar, es el deseo hereje, de querer desarraigar al ser humano del lugar de nacimiento; de sus costumbres más enraizadas y convertirle en un pelele mental, fácilmente maleable, individual y pastueño en el rebaño que, al final, es lo que se pretende. Es la corriente corrosiva que está empeñada en lograr que vivamos como exiliados en nuestra propia Patria (lo que pueda pasar en otros países, no me importa); es el caballo de batalla de quien, desde siempre, han defendido la pertenencia a una nacionalidad extranjera: la Unión Soviética, y el comunismo como doctrina.

Y ahora, aquellos que defendían la Unión Soviética, como “La gran Madre Patria”, a pesar de haber nacido en La Torre Mariana, Cuenca, en la plaza de Cabestreros o en el mismísimo barrio de Chamberí de Madrid; cuando ya no existe el más macabro de los inventos políticos: la “maquina productora de millones de asesinatos”, abominan de los nacionalismos naturales, queriéndonos borrar del cerebro el amor a la Patria que nos ha visto nacer; hacernos olvidar sentirnos parte integrante de un nación, como sus ríos, sus montañas sus pueblos, su cielo y su sol. Quieren pelarnos como se hace con las alcachofas, las hojas malas, nuestras peculiaridades malas o buenas; las que nos hacen gozar y sufrir, pero que son las que nos hacen sentirnos orgullosos de ser de “aquí” (“ser español es una de las pocas cosas importantes que se puede ser en la vida”), admitiendo sin la menos oposición, ¡faltaría más! que los nacidos en otros lugares de la Tierra puedan, si así les parece bien, estar orgullosos o no, del lugar de su nacimiento.

Pero no; esa gente que se sentían tan soviéticos -algunos hasta se nacionalizaron como ciudadanos soviéticos-, al quedar en fuera de juego, pretenden que yo no me pueda sentir orgulloso de ser español; que no pueda querer a España como la quiero; que no pueda decir a un extranjero: mírala bien; llénate los ojos con eso que estás viendo; es Cataluña; son las dos castillas; el Reino de Valencia; Murcia; Andalucía; Asturias y Santander; Galicia, Extremadura y, aquellas siete islas del Atlántico son las Islas Canarias, y las que bañan las aguas saladas del Mediterráneo, las Baleares ¿Quien puede presumir de tanto?

A mi no me tuercen. Soy español de los hermanos Machado, de Miguel de Cervantes, de Lope, Garcilaso, Calderón, Benavente, Cela, Muñoz Seca, Aleixandre, J.R. Jiménez; de los reyes Godos, de los reyes Católicos, del Cid, Franco y José Antonio; de Chueca, Falla, Chapí, Granados, Rodrigo, Albéniz; del R. Madrid, de las selecciones españolas que han ganado campeonatos mundiales y medallas de oro en JJ.OO. y, hasta de las que no han ganado nada, de Blume, Haro, Bahamontes, Ocaña; de Manuel Rodríguez “Manolete”, quien para torear en la plaza de toros de México, exigió quitar la bandera república y que pusieran la de España, con el Águila de San Juan; y de todos aquellos españoles que han paseado y pasean con orgullo el nombre y la bandera de España, aunque sea con el nuevo escudo.

Formaré mientras viva, parte del paisaje de mi Patria, de sus monumentos, de sus pueblos de su aire y cuando Dios me llame, de sus tierras… pero me llevaré para siempre, en la punta de la lengua, el gusto de sus buenos vinos y, en los ojos, la belleza de nuestras mujeres.

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