lunes, 24 de septiembre de 2012

SUPERADOS ESCANDALOSAMENTE.

Hay políticos a quienes la situación actual les supera escandalosamente. Es la presumible consecuencia por vestir con cargos de responsabilidad –alta, media o baja-, no a quien mejor los pueda desempeñar, si no al compañero de partido; pero no al mejor preparado de los correligionarios que pudiera realizar la labor con éxito, si no a quien se le tiene más simpatía: mejor cargo, cuanto mayor es el grado de simpatía que se sea capaz de provocar en el jefe.

El egocentrismo de los partidos políticos, y el de sus capos o padrinos, al menos de los que sufrimos aquí, les impide ver que la máxima inteligencia de España no la van a encontrar, salvo rara avis, en las listas de sus afiliados. Allí, lo que encontrarán con absoluta seguridad y en grandes cantidades son inútiles advenedizos; pelotas de sonrisa falsa e individuos que por saber de las telarañas morales de todos, juegan la baza chantajista, que les aúpa (ministerios, presidencias de Autonomías, subsecretarías, y otros de los muchos cargos políticos que en los partidos se reparten a dedo) a cotas insospechadas por la planicie que da el encefalograma de su cerebro y por las fétidas babas que fluyen de su belfo.

La inteligencia nacional, la que por su conocimiento exacto de las cosas, seria capaz de ponernos en la buena senda, esta en la UNIVERSIDAD y, también, en la Empresa Privada. En la Universidad esta el talento y en la empresa la creación de la riqueza y la necesaria ambición. De ahí es de donde, si los partidos estuvieran creados verdaderamente para el beneficio de la sociedad, saldrían las personas adecuadas para tan alto servicio. Pero, por lo que estamos viendo, ahora no ocurre así y mientras el sistema no cambie, seguirá de la misma asquerosa forma, solamente buena para toda clase de trapaceros.

El viernes pasado, solamente en Madrid, se convocaron treinta y una manifestaciones y en la noche del mismo viernes, en Madrid Río, se organizó un concierto (de rock) de MTV, con el penoso resultado de sesenta heridos (veinte policías) y casi una decena de detenidos.

¿Quién ha sido el insensato, en la Delegación del Gobierno, que dio permiso para treinta y una manifestaciones? Solamente el odio a Madrid; la supina estupidez; o la incompetencia de su titular, nombrada digitalmente, puede permitir tamaña barbaridad ¡Treintaiuna manifestaciones!

Y, si es una barbaridad lo de la Delegación del Gobierno ¿qué decir del excelentísimo Ayuntamiento de Madrid? Habrá que esperar a que ocurra una multitudinaria desgracia, para que la señora doña Ana Botella de Aznar, tome en serio la ordenanza municipal, en cuanto al seguimiento del “botellón”. ¿No es cierto, excelentísima señora, que está prohibido beber alcohol en la vía publica? Entonces ¿por qué todos los viernes por la noche, en Madrid, se hacen “botellones”. ¿Por qué no se persigue a los ciclistas y motociclistas que han tomado como propias las aceras de las calles, poniendo en peligro a los viandantes? Sería bueno, por que es de ley, que usted, excelentísima señora, y todo su equipo de gobierno comprendieran que los madrileños somos mucho más que unas carteras con piernas, de donde ustedes sacan el dinero que les da la gana, cundo les viene en gana.

Estas son las cosas que pasan cuando los puestos de alta responsabilidad no se cubren con las personas capaces de gestionarlos con la eficacia precisa.

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