viernes, 23 de diciembre de 2011

Sobradamente preparados.


Esta leyenda es la que debajo de las fotografías del nuevo equipo de gobierno, abría la primera plana del diario “El Mundo”. He leído el currículo de todos los ministros y, sinceramente, me parece una auténtica exageración. De los trece -echo sal por mi espalda- ministros que forman el equipo, la mayoría de ellas y ellos, tienen dos carreras universitarias, como si para ser ministras o ministros, como Zapatero he dejado demostrado, fuera necesario tanto aparato intelectual. En fin; yo echo de menos alguna animadora de baile andaluz; algún semianalfabeto expulsado de Galicia por inútil; alguna “socióloga” doctorada en la escuela socialista de sociología; algún chorizante andaluz –chorizante no por ser andaluz- para ocupar una vicepresidencia; alguna separatista catalana que bien pudiera ser ministra de la Defensa; algún gay para que nos de por ahí a los españoles con sus gilipolleces; algún ceporro para retorcer el brazo a la Justicia. Creo que con estos pocos retoques, el Gobierno de España quedaría muy arregladito.

Ya sé que es pronto para emitir una opinión; se me podrá decir que no hay razón objetiva para decir que los nuevos lo están haciendo mejor que los viejos, ya que prácticamente aún no han colocado sus posaderas en el sillón ministerial. ¡Que más da! Después de visto lo visto y sufrido lo sufrido, aunque uno no sea del PP, solamente viéndoles jurar sus cargos en presencia de los reyes, te das cuenta de que, de ahora en adelante, durante al menos cuatro años, vamos a ser guiados por personas competentes que conocen perfectamente el camino para llegar a la meta deseada: el final de la crisis y la reducción del paro, no por peleles disfrazados ministros, a los que esos trajes tan caros les quedaban demasiado grandes.

El cambio político ocurrido en Italia, nos ha traído la dicotomía por la cual se trata de encajar a quienes nos van a gobernar, con  el señor Rajoy a la cabeza, en el bando de los políticos o en el de los tecnócratas. Esto es la mayor gilipollez que he oído a lo largo y ancho de mí vida. ¿Político? ¿Tecnócrata? Una vez que se forma parte de una de las instituciones que administran el Estado, por muy técnico que sea, automáticamente se transforma en político. Y sus decisiones tienen consecuencias políticas. Esa dicotomía tenía razón de ser durante los años del régimen de Franco, que había ministros de las organizaciones del Movimiento, y ministros que eran nombrados por su valor y sus conocimientos avalados por sus desarrolladas carreras universitarias.

Nos vamos acercando a las navidades y, aunque ya hemos entrado en el invierno, parece que el sol empieza a calentarnos.

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