miércoles, 28 de diciembre de 2011

APALEAR AL REBAÑO.


¡A los internos de la prisión… Bienvenidos! De esa manera Miguel Ríos, José Menese y Aquiles Machado se dirigieron a los reclusos de la cárcel de Navalcarnero, a donde fueron a dar un concierto. “se trata de agradarles la vida y romper la rutina de los reclusos que en la celda el día a día es muy duro” confesó el flamenco camino del escenario.

“Hay dos momentos cumbre en la vida en la cárcel: cuando se muere un familiar y la Navidad. Son horrorosos y queremos que sea menos malo”, declaró Juan Merchán, responsable del Proyecto Social del Teatro Real.

Miguel Ríos, durante el gobierno del Generalísimo Franco, ingresó en la cárcel de Carabanchel, según él “por pillar canutos” -por la época se hablaba de algo más blanco-, los 27 días que estuvo encerrados, el Rey del Rock español, los recuerda como muy duros, hasta el punto de sentirse, casi, como uno más de los presos del establecimiento penitenciario de Navalcarnero. “Yo he estado encerrado, por eso sé con quién estoy hablando, con seres humanos de primera categoría –las personas que fueran víctimas de aquellos reclusos, por lo visto, deberían ser de segunda categoría-. Venir hoy aquí a cantar es una sensación agridulce: romper vuestra monotonía, yo me voy y vosotros os quedáis “chapados”. El Mundo sigue marchando, pero no olvidéis que no estáis solos”. El señor Miguel Ríos no debe saber o, se le ha escapado, que difícilmente los reclusos de Navalcarnero, que son 750, se podrían sentir solos.

Hay cosas, seguramente por mi edad, que no llego a comprender. Seguro que es culpa mía, que he perdido sensibilidad. Debe ser así, porque, habiendo tantas miserias en este jodido país, cómo es posible que del presupuesto del Teatro Real se saquen fondos para llevar música a las cárceles. En estos establecimientos penitenciarios, tienen de “todo”, incluyendo música. En Madrid hay mucha gente que no tiene nada; ni siquiera un mendrugo de pan duro para llevarse a la boca.

 Esos seres humanos de “primera categoría”, que dice Miguel Ríos, son delincuentes de distintas categorías, desde traficantes de drogas a asesinos confesos y, en algunos casos polidelincuentes con varias condenas pendientes y con más concha que un galápago y, a pesar de eso, están suficientemente atendidos y confortables -hasta sexualmente satisfechos- y no le ha faltado cena extraordinaria la noche del 24 de diciembre.

Entiendo, hasta ahí llego, que Instituciones Penitenciarias, como institución, procure, dentro de un orden, hacerles a los reclusos un poco más llevadero su confinamiento, en estos días navideños; entiendo que la cena de esos días tan señalados, sea especial, pero ni un punto más allá. La cárcel es un lugar a donde se envía a las personas que delinquen contra las pertenencias, la salud y hasta la vida de otras personas, que son cuidadosas y respetuosas de las vidas y bienes ajenos. Uno empieza a estar hartito de ver que el sistema político que nos han importado, es una mierda que solamente sirve para que, de “arriba a bajo”, la única preocupación de los dirigentes sea, APALEAR AL REBAÑO. 

1 comentario:

ansiadalibertad dijo...

No eres lo bastante progre.
Yo entiendo aún menos que tú la paranoia en la que estamos, pero ya me han explicado que eso es porque soy facha.

Y Miguel Ríos sí que sabe, de eso no te quepa la menor duda. Quizá le enseñó Víctor, quizá Ana o quizá ya era listo de antes,de cuando lo de la coca...