jueves, 24 de noviembre de 2011

Perseverar en el esfuerzo.


La envidia es un sentimiento insano e impuro, que solamente se da en el ser humano, y en los humanoides sociatas recientemente defenestrados, como vaticinamos casi todos los españoles, desde el momento que se dijo que se adelantaban las elecciones al día 20-N. No hay “envidia sana”, por lo que yo, tampoco puedo escurrir el bulto diciendo que siento envidia sana al ver que UPyD, de Rosa Diez, ha conseguido cinco “escoños” en el parlamento español, en las últimas "erecciones" nacionales.

A mí, me provoca envidia, pata negra, y una mala leche infinita, no porque a UPyD le hayan tocado cinco escaños en la tómbola democrática, que al fin y a la postre, como ya he dicho en otras ocasiones, ese reino no es de mi mundo, sino porque ha usado como bandera de ataque, la unidad indisoluble de las tierras de España. Eso, por lo que a nosotros nos llamaban ultra nacionalistas y fascistas.

En realidad, a donde pretendo llegar, no sé si voy por buen camino, es a demostrar que con unas ideas firmes y claras, con el pecho limpio y con la mano abierta, sin nada en ella escondido, en este sistema, no te comes una rosca. Y, si además, nos presentamos fraccionados en pequeños grupitos, no es que no nos comamos una rosca, es que somos la risión; los nostálgicos trasnochados anclados en la noche de los tiempos. ¡Cuando vamos a aprender! ¡Cuando nos vamos a dar cuenta de que, para llegar a una meta difícil y lejana, cuantos más seamos en el equipo, más posibilidades tendremos de llegar!

Hace unas pocas fechas, vi unos carteles pegados en una fachada de la calle José Ortega y Gasset, que tenía impresos más logotipos de partidos políticos que letras la leyenda, motivo principal del cartel. Y yo, os pregunto a cada uno de los… ¿jefes? o responsables, o presidentes ¡qué más da!  ¿No sería más beneficioso que todo el esfuerzo, económico y humano, se realizase desde un solo mando, una sola sede y un solo partido?

Desde 1975, hasta el día de hoy, ¿hay alguna organización o movimiento de nuestro pensamiento político que pueda presumir de haber crecido en militancia? Si es verdad que lo hay, aunque solamente sea uno, y me lo demuestren fehacientemente, prometo bailar con tutú y zapatillas de ballet, en la plaza  de Las Cibeles, la muerte del cisne, del Lago de los cisnes.      

Eduardo Arias: querido camarada, me dirijo a ti, porque eres la única persona que conozco de entre esa ensalada de siglas, que de alguna manera, aun mantenéis los rescoldos del que fue el mejor Gobierno de España, en muchos siglos, por detrás, y treinta y seis por delante, o viceversa, para pedirte, como en tiempos de la Confederación de Combatientes, que trates de unir a todos, porque todos juntos, reitero, es la fórmula para alcanzar el éxito. No os queméis, ni queméis el recuerdo glorioso, en vanos esfuerzos. Somos muchos, mucho más de lo que la gente cree, los que estamos esperando “algo serio”, para aportar nuestro pequeño granito de arena, que de consistencia al edificio, aunque empiece siendo una pequeña chabola; no importa, ya crecerá. Hay que perseverar en el esfuerzo, dejando a un lado los egos personales que tanto daño nos hizo en el pasado.

Eduardo, aquí me tienes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pretender algo serio y contar para ello con Eduardo Arias es una contracción en términos