lunes, 3 de octubre de 2011

"Habrá que hacer bastantes sacrificios"

El Rey: “habrá que hacer bastantes sacrificios” “muchos sacrificios”.

Cuando don Juan Carlos dijo estas palabras, vosotros ¿qué pensáis? mis queridos camaradas y amigos. ¿Creéis que lo dice condolido por lo que vamos a tener que pasar en los próximos seis o siete años? ¿No? Claro, vosotros, como yo, pensáis que al monarca le importa poco lo que nos pueda pasar a los españolitos de a pie, siempre que a la Casa Real no se le recorte ni un “real”. Leyendo ese encabezamiento en mi periódico de cabecera, me pregunté: ¿se le habrá puesto la cara colorada cuando dijo esas celebres palabras, “habrá que hacer muchos sacrificios”? -¿Por qué no diría habremos de hacer muchos sacrificios?- ¿Le habrá subido el rubor a la cara ante el suculento almuerzo que le preparó “el Bono”, a base riquísima ensalada de bogavante y el excelso, seguramente gallego, Rodaballo? que me figuro que regarían con alguno de los buenísimos caldos de La Ribera de Duero o de Rioja? ¡Da lo mismo el precio! Lo paga el PUEBLO SOBERANO; los que las estamos pasando canutas para pagar la hipoteca, los libros y uniformes del colegio, la luz, el gas… y, claro, no comemos ensalada de bogavante, ni rodaballo, ni tomamos otro vino que el “don Simón”, al que una vez que hemos hecho confianza, le hemos quitado el don.

Señor don Juan Carlos I, Rey de España: los sacrificios los sufriremos nosotros, los que trabajamos para que Su Majestad y su familia vivan con la dignidad que sin duda merecen. Y, junto a ello, también hemos de trabajar para que a la ingente cantidad de políticos que viven de este bodrio que se sacaron de la manga, “Monarquía Parlamentaria”, que SM teóricamente encabeza, no les falten asignaciones ni sueldos. Y ni siquiera padezcan, ni SM ni ellos, por no tener combustible para sus calefacciones en invierno, ni energía para sus refrigeradores en verano. Nosotros, ya nos las arreglaremos, unas veces hundidos y otras sacando la nariz. Ya sabemos que usted tiene confianza en los españoles –al menos eso creo que ha dicho-, porque usted, al lado del Caudillo, nos vio luchar para salir adelante, y lo logramos juntos, pero ya no está él.  

Es conveniente tener siempre en cuenta -eso me decía mi abuelo, que era carretero- que las cuerdas, por gruesas y fuertes que sean, cuando la presión es más fuerte que ellas, se rompen, y los que están en la punta, caen con gran estruendo. Eso lo he visto en Televisión; alguien estaba practicando “puenting”, se rompió la cuerda, y se dejó los sesos en un peñasco del fondo del barranco.

Su Majestad don Juan Carlos, además de avisarnos de los sacrificios, como Jefe del Estado, debería habernos dado alguna esperanza, habernos abierto un portillo que nos permitiera ver un resquicio de luz ¿Qué él no puede? Entonces para que… ¡Chitón! No sigas, que no tenemos quien nos lleve cigarrillos.

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