jueves, 29 de septiembre de 2011

Debe ser afinidad.

Hoy, me he levantado de la cama y, como hago los días 29 de cada mes, me he duchado, y  no sé porque, ya que como en estos días no está haciendo calor, apenas si olía un poquito debajo de los alerones; un suave tufillo que con un poco de colonia, apenas lo notaría algún olfato finísimo; eso sí, los “países bajos” me los lavo semanalmente.

¡Fuera bromas! Hoy después de la ducha, al mirarme en el espejo, me noté distinto; mi cara era más alegre que de costumbre a pesar de que tenía que ir a trabajar. Me quedé unos minutos mirándome fijamente a los ojos y ¡zas!. Comprendí lo que me estaba pasando. Entre tanta desgracia; tanto robo; tanta prevaricación; tanto insulto; tanta mentira; tanto egoísmo; tanta individualidad; tanta desigualdad. Yo, con mi mujer; con mis dos hijos; con nuestro pequeño negocio; nuestra pequeña y sencilla casa en un barrio obrero; con nuestro, también, sencillo chalet; con nuestro coche, no de lujo. Lo que me notaba en el rostro, era, simplemente, la expresión que da la felicidad al rostro de un creyente. 

Lo negativo no ha podido, aun, con todo lo positivo que he enumerado, y además, y no es haceros la pelota, os tengo a vosotras y a vosotros, queridos camaradas, amigas y amigos, ahí, al otro lado del cristal de la pantalla de mi ordenador, y, por si todo eso no fuera bastante, guardo en el fondo del Alma, el orgullo de ser español, y el honor de haber servido a España. ¡Tenía que decirlo!

Hace algunos días, una “señorita” –no me gusta faltar- mantenía una conversación con otra persona, en la que denigraba quitándole importancia al trabajo social que está realizando Cáritas Española. No hay derecho; porque aquella señorita fuese de izquierdas –de las que hacían visitas a los del 15-M- no le da derecho a mentir, quitando merito a personas que con altruismo, sirven sin remilgos comidas en los comedores; otras asisten, durante varias horas, en los roperos a personas que necesitan ropa y otras dan su tiempo en la organización de todo ese enorme trabajo. Y, también hay personas dedicadas a, cuando han podido, y hasta donde se ha podido, aportar recursos económicos a personas que tenían pagos inaplazables.

Doña Pilar Zulueta es una de las muchas señoras, que en Cáritas han encontrado el camino de “dar de comer al hambriento; beber al sediento, vestir al desnudo y cooperar en dar posada al peregrino”. ¿Quién si no es Cáritas Española, estaría dispuesto a asumir, de la misma forma y con la misma eficacia, esa responsabilidad?

La labor que realiza Cáritas Española es muy amplia y diversificada. Además de las clásicas de asistencia y rehabilitación, dispone de centros de acogida para las víctimas de violencia doméstica. Cáritas España, está presente en la totalidad de las provincias españolas, y  en todas ellas, con el mismo empeño.

¿Con que razón,  hay personas que atacan a una organización tan ejemplar?. ¿No sería más lógico que ese empeño critico lo empleara con quienes tienen la obligación, por mandato popular, eso es lo que quieren decir los votos que se recogen en las urnas, el Gobierno Central; los gobiernetes autónomos y los gobiernillos municipales?  No, a esa gentecilla que critica a Cáritas, no les importa lo más mínimo las personas que en estos casi ocho años han entrado en la pobreza; lo que ellos, obviando la realidad les importa, es que Cáritas, es una organización que pertenece a la iglesia Católica Apostólica y Romana.

Hace unos días a nuestro camarada Felipe Sevilla, cuatro mal nacidos (dos mujeres y dos hombres, de origen sudamericano), además de robarle el dinero que necesita para sus gastos más perentorios, le golpearon hasta dejarlo tendido en el suelo.

A esto hemos llegado con “papeles para todos” y con la relajación de los políticos ante la delincuencia. En España, por culpa de Zapatero y Rubalcaba, se vienen a instalar todos los mafiosos del Mundo. Debe ser por afinidad.

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