jueves, 22 de septiembre de 2011

La desvergüenza se viste con toga.

El grupo de imbéciles que forman el comité permanente de obreros, intelectuales y artistas, que mostrando su imbecilidad se ponían un dedo arqueado sobre un ojo, parodiando las cejas de la parodia de presidente con que Dios nos ha castigado por tenerle un tanto olvidado, seguro que, con su incombustibilidad, cambiarán el viejo gesto, por un rapado de raya ancha, como el que luce el aspirante, y manteniendo la sonrisa gilipollesca que les ha caracterizado durante estos casi ocho años. Pienso como quedarán algunos y algunas, y me desco… me desco… me descocoro de risa (descocoro no quiere decir nada, pero, lo otro… sonaba muy fuerte para ser leído por algunas damas, que nos hacen la merced de leernos).

La desvergüenza se viste con toga.

No es cierto que la justicia en España sea independiente e igual para todos; lo hemos podido ver con anterioridad por las televisiones; oído por las emisoras de radio y leído en los periódicos, y hasta en los rollos de papel higiénico; en algunos medios un tanto difuminados, pero hasta en esos, la mierda que brotaba de algunos casos, no pudieron, ni pueden hacerla desaparecer, convirtiendo la pestilente materia, en brillante oro.

El Fiscal General del Estado, nombrado a dedazo (jamás lo habría sido por valor profesional), durante los no efectuados (que sí los hubo, y fueron muchos; uno ya me parece una cabronada) encuentros con los asesinos de ETA y representantes del gobierno, se le ocurrió esta poética oración, que seguro que recordareis: “los fiscales se tienen que manchar la toga con el barro del camino”. El jefe de los fiscales propone contubernio con los asesinos etarras, y no apechugó con las consecuencias pertinentes.

El juez Garzón manda espíar a unos detenidos y a sus abogados defensores, poniendo micros ocultos, cuando se efectuaban sus encuentos; mantiene el caso “Faisán” en la “nevera” durante varios años e intenta darle carpetazo; “pide” ayuda económica para pagarse unas conferencias en Nueva York, al amo del banco Santander, del que tiene un caso pendiente en su juzgado; en distintas ocasiones, por su culpa, se evaden varios delincuentes, y desde sus superiores, ha recibido un empujón hasta el extranjero, para que no tenga, de momento, que apechugar con las consecuencias pertinentes.

El Tribunal Constitucional se arroga el derecho, que a él no le corresponde, de revocar una sentencia del Tribunal Supremo (que ha servido para que la ETA, a través de Bildu esté representada en las instituciones, por expreso deseo del gobierno) y no tendrán que apechugar con las consecuencias pertinentes.

Y podríamos seguir… Bermúdez y el 11-M; el asunto Bono; el asunto de los Chaves; la falsedad en documento oficial de la ex vicepresidenta, de la Vega, cuando se presentó por Valencia, alegando vivir en una casa que se encontraba medio derruida… pero ¿Para qué? Si algún día  tuviéramos la desgracia de tener enfrente a la Justicia, recemos para que tengamos la suerte de que se produzca el milagro de que nos toque uno de los pocos jueces sanos, que no se encuentren contaminados por la política, que haberlos, haylos.

No hay comentarios: