sábado, 3 de septiembre de 2011

Baba de caracol.

El  aspirante sociata se ha rejuvenecido, al menos eso es lo que me parece, viéndole en esas glamurosas reuniones, en algunas ocasiones en dueto con su señorita de compañía, Elena Valenciano, montadas a imagen y semejanza del Club de la Comedia, sentado en un taburete altito y giratorio. Ora con los ex barones de su desconchado partido, ora con  empresarios vascos, ora con estudiantes, con atuendo tan deportivo, que parece un lanzador de peso recién salido de la villa olímpica. Sin corbata, mostrando la pelambrera de su hundido pecho tabla, y con su reluciente calva al viento, grande como el areopuerto de Ciudad Real, y tersa como si se hubiera aplicado “CELLTONE”, ese producto escoriante que usan las señoras para quitarse las arrugas del cutis, hecho a base de baba de caracol.

Ahora que caigo… ¡claro! Por eso sus ademanes son lentos y suaves como los de las babosas, y así se le está poniendo la cara (en mi niñez cantabamos cuando el cielo estaba nublado, “Caracol, caracol, saca tus cuernos al sol…”).  De todos modos el tío, con su joroba a la espalda, se lo está currando como un rumano en una obra. Él no quiere ser un fracasado cualquiera ¡nooo! Él quiere, como su ex amo Zapatero, pasar a la Historia de España, de Europa y del Mundo mundial, como el padre de todos los fracasos. Hace bien, yo no me conformaría con menos, si tuviera su misma desvergüenza.

Porque hace falta no haber conocido, ni de oídas, la vergüenza, para, después del currículo que ha conseguido reunir (el GAL, el Faisán) desde su advenimiento a la política, parido para ello en las cuadras del PSOE, presentarse a ¿tan altos menesteres? ¿No? Si, ya lo sé; ya lo sé, no me protestéis; ya sé que esos menesteres eran altos antes, hace muchos años, cuando este desvencijado puzzle se llamaba España y sus habitantes nos sentíamos orgullosos de llamarnos españoles. Ahora, como en estos momentos cualquier gilipollas puede llegar a la presidencia del gobierno, a ministro/a o a importantísimos cargos de “altísima irresponsabilidad”. Así nos está yendo.

La herencia que recibirá quien gane las próximas elecciones generales, se va a enterar. Lo que la señora de Cospedal se ha encontrado al hacerse cargo de la presidencia de Castilla-La Mancha, es pecata minuta cundo la comparen con lo que va a dejar Alí Zapatero y sus cuarenta la… gartones y la… gartonas.

Me sorprende, y me sorprende que aún haya cosas que me sorprendan, no sé si a vosotros, mis apreciados camaradas, amigas y  amigos, que individuos como Alfonso “Pisschiia” Guerra, José María Barreda, Miguel Sebastián, y algunos senadores y diputados más, estén pensando en renunciar a ir en ninguna de las listas de partido socialista. Esta gente se ha debido olvidar que si pierden el estatus que ahora les protege, es más que posible que alguno terminen con sus huesos en las frías mazmorras  ¿No le parece, señor don JMB?.

De este jodido sistema, una de las muchas cosas que me jostidian profundamente, es que toda esa gentuza del Estado, del Gobierno y sus aledaños viven como los curas, beben como corsarios, comen como pirañas y joden como los monos, y nosotros que somos los paganos, vivimos al filo de la hipoteca, bebemos menos que un Polisario, comemos como un pajarito y jodemos cuando… ¡Cuándo!

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