jueves, 7 de julio de 2011

Un ejemplo fácil.

El ministerio de Industria entregó a los directivos de la SGAE hasta 2007, la nada despreciable cantidad de 3,6 millones de euros, un millón en crudo y 2,6 en créditos “blandos”, tan blandos que nadie del ministerio de la "señorita Pepis" les pidió, y que ellos no pensaban pagar.
Los señores Rodrigo Rato (presidente) José Luis Olivas (vicepresidente) Francisco Verdú (consejero delegado) de Bankia, se reparten 10,15 millones de euros, anuales.
Antonio Pulido y Enrique Goñi (copresidentes) Banca Cívica, se reparten 7,5 millones de Euros, anuales.
Francisco González (presidente) BBVA, se reparte consigo mismo 5,31 millones de euros, anuales.
Emilio Botín y Ana P. Botín (Amos y señores) se reparten entre los dos, 7,04 millones de euros anuales.
Mientras los creditos no llegan a la pequeña y mediana empresa.
La presidenta del FMI, Christine Lagarde, sueldo: 321.963 euros; sin necesidad de justificación, para gastos de representación (rímel, salva tangas, peluquería, y cosas así): 56.626, sin necesidad de justificación.
Alberto Oliart, presidente de RTNE, dimite por adjudicar el contrato de un programa a una empresa de su hijo.
Las empresas que contrataron a los hijos del vicepresidente tercero ¿señor? Chaves, recibieron subvenciones millonarias de la Junta de Andalucía (el Sésamo de Alí Babá y los cuarenta ladrones).
Y un etcétera que me niego a reproducir, por inagotable y tedioso. Ahora, que alguien me pregunte por que no soy demócrata.
Empiezo a pensar si no seré un alienígena que, por provenir del espacio, veo las cosas deformadas; desenfocadas y absolutamente diferentes al resto del mundo. ¿Por qué?, os preguntareis. Pues porque, por poner un ejemplo fácil de ser explicado, yo, sobre el vicepresidente Pérez Rubalcaba, tengo una opinión distinta de la que suelo escuchar a gentes de mucho tronío en la política, en la banca, en los medios escritos y audiovisuales, y en gran cantidad de ciudadanos de a pie. Todos ellos vienen a confluir en que el ciudadano Rubalcaba, aunque maligno, es un ser inteligente en grado superlativo; frío calculador; sastre que no da una puntada sin hilo; discípulo aventajado de Maquiavelo; muñidor de lo oculto; ojo que todo lo ve; quinto jinete del Apocalipsis; el “Coco” al que, como si fuéramos parvulines, debemos temer.
Pues, no. Yo no creo que este personaje sea digno de que se le tenga ninguna clase de respeto, ni el positivo, ni el negativo. No hay más que ponerle la vista encima, y enseguida te das cuenta que estás viendo a un ser feo, escurrido de carnes, calvo, resentido, frustrado y acomplejado. Como atleta, no llegó a la élite; durante el “régimen” de X González y Guerra, fue el papel higiénico con el que se limpiaron el trasero, sucio por el GAL, aunque no lo consiguiera del todo. Y, por último, durante el zapaterismo, además de ver cono un imbécil llegaba a la Presidencia del Gobierno de España,  también hubo de soportar que una manada de necios incultos verborreantes llegaran a ocupar ministerios, mientras a él, se le tenía, hasta el 11-4-06, que fue nombrado ministro de Interior, en una especie de Limbo, que jamás perdonará, a pesar de alcanzar la vicepresidencia primera, desde donde perpetró el” golpe” que apartó al imbécil, como estamos viendo en estos momentos.
Insisto; para mí, este ciudadano es solamente un mierda, con muy mala leche –seguro que no la mamó de las vacas pasiegas-. Y ahora viene diciendo que tiene la clave para crear puestos de trabajo:
-Yo soy Afredito, el Ruba.
-y, yo, Diógenes, el Can.
-Vengo a hacerte más feliz tu vida de caracol, dime ¿qué quieres de mí?
-que no me quites el Sol.
-mi poder a cuantos gimen, va corriendo a socorrer.
-el Poder, capa del crimen; crimen sin capa, el Poder

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