martes, 26 de julio de 2011

ETIQUETAS PRECONCEBIDAS.

La maldad humana es infinita. Los hechos acaecidos en Noruega en los últimos días de la pasada semana, son el máximo exponente de lo que un cerebro humado es capaz de perpetrar contra individuos de su misma especie. Se dice, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, que Anders Brevisk es un miembro de la extrema derecha (nunca he sabido el decálogo completo que sirve para declarar a alguien miembro de ella, espero algún día llegar a conocerlo), y claro está que, ante suceso tan terrible, viendo y conociendo por la prensa la personalidad de “la fiera”, la legión de imbéciles de turno, ya ha salido tratando de involucrar a este espécimen iluminado, con todo aquel –yo mismo- que tiene un pensamiento político en desacuerdo con la política oficial: la puta democracia.

Ninguna ideología política, por si sola, es capaz de obligar a nadie a cometer tan execrable crimen; para ello es necesario gentes como los que urdieron las voladuras de los trenes de cercanías el 11-M en Madrid; Ben Laden; Anders Brevisk; Vladimir Ilich Lenin; Joseph Stalin; Santiago Carrillo; Nicolae Ceaucescu; Adolf Hitler; Harry S. Truman, por ejemplo.

El cerebro de Anders Brevisk, debería ser estudiado por la ciencia, con sumo cuidado y gran dedicación, y no dejar que sea la política, con su escasa inteligencia, la que ponga su etiqueta preconcebida, y lo largue a un presidio, a que vegete durante 21 años, para después soltarle, a su libre albedrío, le lleve a donde le lleve, y tenga las consecuencias que tenga.

No estoy abogando desde esta página de mi blog porque a este asesino múltiple se le interne en un centro psiquiátrico, se le administren unas pastillitas y a los tres días, como aquel que dice, se le reconozca restablecido de su esquizofrenia, y se le mande a su casa, para que pueda vivir con toda tranquilidad, o para que vaya pensando una nueva masacre. No; yo, lo que creo que debería hacerse con él, es encerrarle en una jaula donde no pudiera hacer el ademán de rascarse, por falta de espacio; enchufado su cerebro a una máquina, que pueda estudiar su evolución, a distancia, para que ni siquiera pudiera tener trato con humanos, durante toda la vida que le quede por vivir.

Hay un refrán que dice: “quien se pica, ajos come”. A mí no me ofende ni me “pica” que a Brevisk se le tilde como de extrema derecha, a pesar de que más de un idiota me haya puesto esa etiqueta; nosotros, mis camaradas y yo, si tenemos una idea clara de quienes son la auténtica Extrema Derecha, al menos en España: los dueños de los bancos que, poco a poco, nos van robando lo que tantos esfuerzos nos costó reunir; los políticos que se dan así mismos prebendas, cargos muy bien remunerados, y varias jubilaciones de por vida; los grandes empresarios que fuerzan a los gobiernos a concederles exenciones, subvenciones y créditos, que les ponen en preferencia respecto a la pequeña y mediana empresa.

Nosotros, los que hemos vestido con orgullo y respeto la camisa Azul Mahón, siempre seremos nacional-sindicalistas. Es como los toreros; aunque se mueran a los cien años, mueren siendo toreros. Pues… eso.

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