miércoles, 13 de julio de 2011

El peor Gobierno y la peor oposición.

Hago acuse de recibo del comentario sobre el último de mis artículos, “Estoy Nerviosito” de quien pienso que es un camarada, Ramiro Samper. Estoy contigo, Ramiro; es cierto que en estos momentos España sufre el peor de los gobiernos que jamás haya tenido, y que en esta contrariedad, lo acompaña la peor oposición, desde que la democracia se instaló, fraudulentamente, en la casa de los leones de la Carrera de san Jerónimo. Si, fraudulentamente, como fraudulentamente se sancionó la Constitución, que no obtuvo ni el cincuenta por ciento de los votos posibles, a pesar, como dijo el abogado vasco Bandrés (ya fallecido), de haberse recogido votos hasta de gente fallecida. Un sistema político que se instala con fraude, abre las puertas a todo tipo de tropelías contra el Estado, sus bienes y los bienes de sus súbditos.
Así fue, y así nos va, apreciado camarada. El día 20 de noviembre de 1975 se abrió la caja de Pandora, y en contra de lo que cabría esperarse, en vez de brotar de ella la luz de la Esperanza, que dijeron algunos gilipollas, lo que brotó fue toda esta mierda que nos rodea –la “casta política”- que amenaza con ahogarnos.
Mientras tanto, los españoles de bien, vamos, como la botella borracha, trastabillando de derecha a izquierda, y de izquierda a derecha, sin protestar, como van las ovejas al degolladero.
Hoy, en la prensa escrita viene un caso que me ha conmovido todas las fibras de mi hombría; todas las neuronas de mi cerebro; mientras la sangre se me alborotaba enrabietada, ante la injusticia que estaba leyendo: una señora de sesenta y ocho años, en la plaza de Benavente de Madrid, estaba ejerciendo la prostitución (por ocho euros) para poder pagar el alquiler del piso donde vive.
Ejercer la prostitución ha de ser muy duro  -lo deben saber algunos políticos, ya que algunas madres, esposas, hermanas e hijas la practican, al menos lo parece- pero hacerlo tan mayor, sin haberlo hecho de joven, debe ser terrible. Y a eso ha llegado esa pobre mujer, por avalar a su hijo, para la compra de una vivienda. El paro les ha dejado a los dos (madre e hijo) en la calle, y el banco ya tiene dos viviendas más.
Señor Rodríguez, estas son las medallas que llevará usted prendidas en su piel, mientras Dios le permita seguir viviendo. Señor Rodríguez, me voy a permitir recomendarle, pues le veo triste y ojeroso, a la vez que cansado y mustio, un viaje, del que le podrá dar consejo el ministro Sebastián: váyase usted ya a tomar por…  el lugar en donde el pepino tiene su desagradable amargor. Pero, hágalo ya de una puñetera vez ¡coño! Ah, y llévese de paso a toda esa carroña.
Y, terminaré por hoy, con la gilipollez del día: “Italia saldrá adelante por sus propias fuerzas, con la ayuda de todos”. La ministra Salgado.

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