lunes, 18 de julio de 2011

De mal en peor.

“Otra vez, como tantas en los últimos tiempos, vuelve a ponerse en azar los destinos de España. Se dijera que pesa sobre nuestra Patria la maldición de no llegar a ser una realidad perfilada y establecida, sino un perpetuo proyecto de realidad, siempre en periodo de borrador inseguro”.
“Cada vez que ha parecido entreverse el resurgimiento de una común aspiración nacional, pronto lo han frustrado la pugna de unos partidos contra otros.” 
“Ha sido inútil repetir que el destino y el interés patrios son siempre los mismos y no pueden mirarse desde la derecha ni desde la izquierda, sino en toda su integridad. Pese a tales predicciones, los partidos de izquierdas se han esforzado en calumniarnos, presentándonos, a sabiendas de que mentían, como defensores de un sistema capitalista que consideramos detestable, y las gentes de la derecha han preferido agruparse alrededor de los jefes que presentaban programas más cómodos, aunque sacrificasen a la comodidad de tales programas toda emoción juvenil, española y profunda”.

José Antonio Primo de Rivera 12- 4- 34.
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La Historia de España, en lo político, es como el día de la marmota. A época mala le sucede época buena que, enseguida, deja paso a otra época mala, y así será, por los siglos de los siglos, si Dios no pone remedio. Los políticos españoles (no hace falta ser un lince para verlo) no son capaces de desprenderse de lo malo y quedarse con lo bueno, y mejorarlo si fuera posible. Si alguien ha conseguido algo con un funcionamiento aceptablemente bueno, como si en la etiqueta estuviera la fecha de su caducidad, se aparca en el rincón de lo obsoleto, para embarcarse en un albur más que incierto, que irremediablemente nos hundirá en la miseria, a los españolitos de a pie.
Desde hace 36 años, la degeneración de la clase política española, salvo muy escasas y raras excepciones, está llevando a esta sociedad a un estado de depauperación -en lo económico, en lo moral, en lo ético y en lo intelectual-, al que jamás se habían llegado, en la larga historia de esta Nación, si exceptuamos los tres años de nuestra Guerra de Liberación (nuestra Cruzada, 1936-39), en la zona “roja”.
Desde el advenimiento de la democracia, salvo cortos periodos, todo ha ido da mal en peor, yendo a desembocar en estos momentos a un estado casi fallido, que nos tiene a las personas decentes, entre los que no se encuentran los políticos y aquellos a los que han comprado –sea judicatura, policía, sindicatos, patronal o banqueros, absolutamente angustiados, temiendo ser los próximos que tengamos que cerrar nuestro pequeño negocio; los próximos que nos pongan en la lista del paro; los próximos que nos desahucie el banco con quien firmamos la hipoteca…
Por cierto ¿Hay alguien que conozca algún político, de cualquiera de las cuatro instituciones del Estado que no esté a corriente del cobro de su salario?  ¡¡¡PUES QUE LO DIGA, COÑO!!! Seguro que quedará reflejado en el Libro Guinness.

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