lunes, 20 de junio de 2011

El plebeyo Anson.

La edad tiene esas cosas. Las personas humanas, que diría la Bibiana Aido, según van avanzando en años, su capacidad de decir estupideces, verbigracia, idioteces, se multiplica por mucho. Desde luego que no es una cosa al cien por cien cierta, pero si es bastante común. Yo, por poner un ejemplo cercano, vosotros lo debéis de haber comprobado en mis escritos, alguna que otra idiotez, por ser generoso conmigo mismo, habréis tenido que leer. Perdonadme por ello, pero es lógico, ya que en estos momentos tengo mis años y los de un amigo que ha querido ser generoso con migo, el muy mari…
No, claro que no es una ley que afecte solamente a las personas de la tercera o cuarta edad, los hay -y los habrá- que prácticamente al asomar desde el interior del vientre materno su cabecita a la vida, han evidenciado su clara predisposición a la idiotez, insana costumbre que practican con alegría y desparpajo.
Es el caso del señor don Luis María Anson. Este prójimo que en la foto que ilustra su panfletillo en el periódico el Mundo, se sujeta la cabeza con la mano para que la cantidad de idiotez que habita en su cabeza no la haga caer al suelo, se atreve a comparar a don Francisco Franco, difunto Caudillo de España hasta el día 20 de noviembre de 1975, con sátrapas como Fidel Castro, Mussolini, Trujillo y el filipino Marcos, uniendo su atrevimiento con la idiotez. Por cierto, se olvidó de José Stalin, Mao, y Hitler, nada menos. Por los extranjeros, me sudan las… corvas; que les defienda, si es que se lo merecen, quienes quieran defenderles. Pero, ojito, con su boca de decir idioteces no hable mal de Franco, porque eso es como si me apretase fuertemente mis partes más delicadas con sus despreciables manos. Ninguna de las dos acciones se las consiento, sin darle la respuesta que se merece.
Usted dice que “las gentes medias terminan por plegarse a las dictaduras. Son las mayorías silenciosas que no quieren problemas y soportan, a veces durante largos años, regímenes como el de Franco, etc. etc. etc.” Al señor Anson le ha faltado cambiar “gentes” por plebeyos, que era la palabra que le bailaba en su putrefacta cabeza. Vera usted, Luisillo, cuando en julio de 1936 se alzaron en armas un puñado de militares, buenos españoles, contra un descompuesto Estado, no lo hicieron solos -aunque ellos tomaran la responsabilidad de las armas-; más de la mitad del pueblo español, también se alzó contra un régimen revolucionario de izquierdas, que tenía la intención de introducir a España en la órbita del comunismo soviético. De 1931 a julio de 1936, en ese corto periodo de tiempo, si que las gentes, la mayoría silenciosa española, estaba plegada, aceptando el infortunio de asistir a quemas de templos religiosos, asesinatos de políticos relevantes –el señor Calvo Sotelo- incautaciones de propiedades. Por eso, esas “gentes”, recibieron y aceptaron durante casi cuarenta años, a la persona que dio forma humana al Muy Glorioso Alzamiento Nacional.
Y sería bueno recordar, para que se enteren de una puñetera vez, los viejos monárquicos, los monárquicos de nuevo cuño y la “gente” en general, que los verdaderos culpables de que los españoles se mataran en aquella guerra, fuero el Rey don Alfonso XIII, los monárquicos, y, como siempre, los políticos. Hoy, como entonces -1936- España está afligida por unos males que, usted, don Luis, desconfía que Rajoy o RuGALcaba pueda uno u otro o los dos juntos sanar; yo también desconfío de los dos pero, usted, monárquico hasta las cachas, debería decirle al Jefe del Estado, que ya que además es el jefe supremo de los ejércitos, cumpla con el mandato constitucional de salvaguardar la UNIDAD de la Nación.

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