jueves, 2 de junio de 2011

Alemania en los titulares.

Estos últimos días, Alemania se ha llevado los titulares de las portadas de casi todas los periódicos y las cabeceras de los informativos de radio y televisión, aqui, en España. Bien por el anuncio de que para el año 2022, en el país teutón habrán dejado de funcionar todas sus centrales nucleares; bien por la actuación irreflexiva de la consejera de Salud de Hamburgo, una novata política, Cornelia Prüfer-Storks –de la escuela de la Pajín-, acusando a los pepinos españoles de la propagación de la infección por E.coli, que parece que ya está afectando en distintos grados de gravedad, a más de mil personas, y que hasta el momento ha producido dieciséis muertos.
Una y otra noticia es pura superchería germana. La señora Merkel, que se declaró partidaria de la energía nuclear, después del accidente de Japón, y por miedo a la campaña anti, de los verdes, ha prometido, de aquí al 2022, desprenderse de las centrales nucleares, y decantarse por las energías renovables. Con lo que ha dejado a los verdes (los que son como las sandias: verdes por fuera y rojos por dentro), sentados en el inodoro y sin papel higiénico. De todas formas, como diría don Juan Tenorio: para largo me lo fiais, señora.
La pregunta es esta: ¿Con que energía piensa la canciller sustituir la nuclear? Energía por carbón= además de no ser renovable, no es recomendable por la emisión de gas CO2 a la atmosfera, aumentando el efecto invernadero. Energía eólica= con los molinillos existentes solamente se aprovecha el dieciocho por ciento de la energía conseguida, y el restante setenta y dos por ciento se desecha por carecer de la posibilidad de almacenaje. Energía fotovoltaica= imposible por falta de materia prima, el Sol. Esto lo sabe la señora Merkel, lo mismo que sabe que las centrales nucleares en Alemania, después del 2022, seguirán funcionando; más seguras, pero seguirán funcionando por ser la energía más barata, más limpia y menos peligrosa; o, como mucho, igual de peligrosa.
En cuanto a la peripecia de la Consejera de Salud de Hamburgo, por cierto socialista, de haber estado yo a su lado como consejero, le habría propuesto, además de los análisis pertinentes, hacer una consulta, solamente a las mujeres, para preguntarles por su opinión sobre el pepino de los españoles; independientemente de los resultados que dieran los análisis de los laboratorios, estoy seguro que las señoras alemanas ponderarían nuestro buen pepino, exculpándole del mal de la pedorreta y la carrera al váter, que tanto quebradero de cabeza ha levantado por esas frías tierras, y que tanto perjuicio esta producido a nuestros productores. Con la mayor seriedad he decir, que no se debe utilizar un asunto desgraciado, para hacer campaña contra los productos ajenos, de importación, que hacen la competencia a productos propios. Eso, señora Consejera, es una CABRONADA.
Ahora le toca a este desventurado gobierno levantar nuestro pepino, hasta colocarlo de nuevo como ariete que derribe los recelos de los gobiernos de por ahí arriba; aunque lo veo muy difícil si quien lo tiene que levantar es la feísima ministra señora Aguilar. Es igual; nuestro pepino es tan hermoso; tan recto y tan verde, que sabrá salvar todos los impedimentos, y acabará penetrando en las cocinas de las alemanas, suecas, belgas, holandesas, danesas, etc. etc. etc… como el príncipe juguetón, vanguardia de nuestras verduras. Ya las europeas del siglo XVI, en tiempos de nuestros gloriosos Tercios de Flandes, supieron de los pepinos españoles, y gozaron largamente con su consumo.
No es broma lo que esta alocada criatura, la dichosa Consejera, está haciendo perder, muchos millones de euros, a los productores agrarios, al tiempo que pone en peligro 70.000 puestos de trabajo ¡Que no es paja!
El próximo hablaremos de “socialista” Rodríguez Ibarra.

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