Democritos: los democritos son unos seres subhumanos, que florecieron en España con la llegada de la democracia en 1977, y que por desgracia, se siguen reproduciendo contumazmente. Su aspecto no podía ser más desagradable: particularmente feos/eas, pálidos/as, ojerosos/osas, desarrapados/das, desgreñados/adas, ellos barbados, alguna de ellas también, ellos con bufanda al cuello, ellas con ropajes hasta los pies.
Los seres humanos, en un primer momento, viendo a aquellos especímenes llegaron a creer que eran extraterrestres desembarcados de unas naves galácticas, llegadas de sabe Dios donde. Más tarde, ya acostumbrados a verles, cuando veíamos pasar cerca de nosotros algún individuo/dua de esta subespecie, llegamos a pensar de una manera casi general, que si eran tan raros era porque posiblemente acababan de salir de las catacumbas. Craso error también generalizado, del que nos sacó un licenciado: “esta subespecie no puede haber salido de las catacumbas, ya que dichas catacumbas se encuentran en Italia, concretamente en Roma”. Entonces ¿de dónde han salido? Le fue a preguntar un curioso. “Pues, de donde ha de ser; de las cloacas, con perdón, que es los más parecido que tenemos por estos lares”.
Yo recuerdo –que viejo ya es uno- a Felipe González “alias Isidoro” hoy míster X, por poner un ejemplo, vestido de “Saldos Arias”; a Alfonso Guerra, el lector de Maler, mientras escuchaba “música de Fedor M. Dostoievski y Alexei Nikolaievich Tolstoi”, con su chaqueta de pana raída, sus gafas de “San Gabino”, ni siquiera de “Cottet”. Todos parecían necesitar unas buenas transfusiones de filetes de vaca. Y, lo que son las cosas: todos aquellos deslucidos seres, se fueron introduciendo en el nuevo sistema político, llegando, como se presume que ocurrirá cuando lleguen los alienígenas, a dirigir la Política; la Economía y la Justicia. Han dado paso a otra generación de “democritos” tan extravagantes; tan zafios; tan mal educados; tan falsos; tan desvergonzados; tan prevaricadores; tan corruptos; tan traidores; tan ladrones; tan vengativos. Estas diez “virtudes”, como los Mandamientos de la ley de Dios, se resumen en dos: robaras todo lo que puedas, mientras puedas, y colocaras a familiares y amigos en la Administración antes de marcharte.
Pero no hay que confundirse; los democritos –producto natural de la democracia, como la defecación lo es de los humanos- no son solamente los venidos de las izquierdas; también llegaron de la derecha, y hasta hubo unos cuantos que estuvieron enchufados en la Secretaría Nacional del Movimiento. Si, con su camisa Azul Mahón y su Chaqueta Blanca cuajada de condecoraciones. El “socio capitalista” del GAL, el exministro Barrionuevo, desde que se montó por primera vez en un coche del PMM (Parque Móvil Ministerios), no dejó de usarlo en toda su carrera; ni siquiera se privó del coche oficial el día que le llevaron a la cárcel.
Los seres humanos, en un primer momento, viendo a aquellos especímenes llegaron a creer que eran extraterrestres desembarcados de unas naves galácticas, llegadas de sabe Dios donde. Más tarde, ya acostumbrados a verles, cuando veíamos pasar cerca de nosotros algún individuo/dua de esta subespecie, llegamos a pensar de una manera casi general, que si eran tan raros era porque posiblemente acababan de salir de las catacumbas. Craso error también generalizado, del que nos sacó un licenciado: “esta subespecie no puede haber salido de las catacumbas, ya que dichas catacumbas se encuentran en Italia, concretamente en Roma”. Entonces ¿de dónde han salido? Le fue a preguntar un curioso. “Pues, de donde ha de ser; de las cloacas, con perdón, que es los más parecido que tenemos por estos lares”.
Yo recuerdo –que viejo ya es uno- a Felipe González “alias Isidoro” hoy míster X, por poner un ejemplo, vestido de “Saldos Arias”; a Alfonso Guerra, el lector de Maler, mientras escuchaba “música de Fedor M. Dostoievski y Alexei Nikolaievich Tolstoi”, con su chaqueta de pana raída, sus gafas de “San Gabino”, ni siquiera de “Cottet”. Todos parecían necesitar unas buenas transfusiones de filetes de vaca. Y, lo que son las cosas: todos aquellos deslucidos seres, se fueron introduciendo en el nuevo sistema político, llegando, como se presume que ocurrirá cuando lleguen los alienígenas, a dirigir la Política; la Economía y la Justicia. Han dado paso a otra generación de “democritos” tan extravagantes; tan zafios; tan mal educados; tan falsos; tan desvergonzados; tan prevaricadores; tan corruptos; tan traidores; tan ladrones; tan vengativos. Estas diez “virtudes”, como los Mandamientos de la ley de Dios, se resumen en dos: robaras todo lo que puedas, mientras puedas, y colocaras a familiares y amigos en la Administración antes de marcharte.
Pero no hay que confundirse; los democritos –producto natural de la democracia, como la defecación lo es de los humanos- no son solamente los venidos de las izquierdas; también llegaron de la derecha, y hasta hubo unos cuantos que estuvieron enchufados en la Secretaría Nacional del Movimiento. Si, con su camisa Azul Mahón y su Chaqueta Blanca cuajada de condecoraciones. El “socio capitalista” del GAL, el exministro Barrionuevo, desde que se montó por primera vez en un coche del PMM (Parque Móvil Ministerios), no dejó de usarlo en toda su carrera; ni siquiera se privó del coche oficial el día que le llevaron a la cárcel.
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