jueves, 5 de mayo de 2011

"Corrupzolandia"

Es urgente cambiar el nombre a este país. Tenía mucha razón aquel sinvergüenza que dijo que a este país no le iba a conocer ni la madre que le parió. Si; acertó de plano, Alfonso Guerra, el “lector de Wilherg Maler”. Y, puesto que, a la vista está, que este país ya no es lo que era, y que sus habitantes no merecen llamarse, ni ser llamados, españoles, insisto, es urgente cambiarle el nombre.
¡Ya lo sé! Ya sé que aun -yo soy uno de ellos-, quedan españoles con el merecimiento y el orgullo de ser y sentirse españoles. Los que pertenecemos a ese grupo, pequeño grupo, llevamos a España en nuestros corazones, y allí donde nos encontremos, dentro de las fronteras de este país, o fuera de ellas, estará ESPAÑA. La que se siente orgullosa de haber alumbrado lo que se llamó Nuevo Mundo; la de los Reyes Católicos; la que se levantó un día 2 de mayo, contra las tropas de Napoleón, prácticamente con las manos, y las humilló, las venció y las expulsó al otro lado de los montes Pirineos; la del siglo de oro de la literatura; la de los grandiosos pintores… y para abreviar, la que se levantó después de una guerra terrible, que la arruinó, y se transformó en una de las primeras diez naciones más industrializadas.
No cuadrándole el nombre de España a este territorio, ¿cuál es el nombre que mejor le iría? Pregunta facil de responder si somos lectores de periódicos, espectadores de las distintas televisiones y atentos radioescuchas. En cualesquiera de las tres maneras de ser informados, se nos da las claves: el “caso Bono”; el “caso de la familia Chaves”; el “caso Gürtel”; el “caso Malaya”; el “caso María Antonia Munar”; los “eres” en Andalucía; el famoso “tres por ciento” en Cataluña; ¿Sigo…? El “caso Liceo, el expolio del Gran Tibidabo, las embajadas de Cataluña; los aeropuertos de Ciudad Real y Castellón; el asunto de las Cajas de Ahorros… podría llenar un rollo de papel higiénico “El Elefante”, con miles de casos, y aun me faltaría espacio para seguir escribiendo sobre corrupción, choriceo, latrocinio, prevaricación, nepotismo, etc. etc. etc.
Llegados a este punto, la cosa está clara, más que clara, yo diría cristalina: el nombre por el que esta ex buena tierra debería ser conocida en el interior y en el extranjero debería ser escogido entre estas tres posibilidades, cualquiera de ellas le viene como anillo al dedo: “Chorizolandia”; “Ladrolandia”; “Corrupzolandia”. De esa manera sus habitantes, los "democritos", serian llamados Chorizos, ladrones o corruptos; o los tres apelativos juntos, uniendo de propina la de abúlicos, que les cae tan bien como un traje del Corte Inglés, hecho a sus medidas.
La última de la ministra de Defensa. Según mi fiel confidente, la ministra fue de visita a un aeródromo del ejército y ante los aviones preguntó. “¿Qué son esas cosas tan raras?” “Aviones”, contesto el oficial, posiblemente un comandante, que la acompañaba en la visita. “¿para qué sirven los aviones?”, volvió a preguntar la ministra. “Para volar”, respondió de nuevo el comandante. “¿Para volar?”. “Si, señora ministra, para volar; por eso tienen alas” remachó el comandante, ya un poco jodido. “¡Qué gracia! tienen alas como las compresas que yo uso”.

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