“Frente a una muchedumbre, los mediocres son los más elocuentes”
Este es un certero pensamiento, que me ha pasado -no sé si es suyo-, mi buen amigo, “el confidente”. Me cuenta que este pensamiento se le vino como un flash cuando asistió a un mitin de Tomás Gómez que, como penitencia, le impuso su director espiritual, después de confesarse de los insultos tan soeces que dedica a todos los socialistas en general, sin distinción de clase o sexo.
Mi reacción, como es fácil imaginar, fue aconsejarle que cambiara de director espiritual, porque una penitencia tan fuerte, tiene que ser la consecuencia “no de tus pecados”, le dije, sino de la adscripción política de él, seguramente cercana al PSOE.
“¡No!,” me corrigió con presteza y determinación mi confidente. “El, lo que desea es que yo sea un alma pura y limpia para cuando me presente ante El Creador”. De todas formas, insistí, parece que ese sacerdote se toma las cosa con mucho tiempo ¿no te parece?
Y me siguió contando las estupideces que al tal Gómez le salen a borbotones por esa boca de sapo, con la que la madre naturaleza le ha castigado, y que encima, no sabe usarla ni siquiera para “croar” decentemente.
Volviendo al certero pensamiento, y dejando para otro día los “chismes” de mi coleguilla, es cierto que los mediocres, si no son los más elocuentes, si son los más vociferantes. Por poner un ejemplo que a todos nos es cercano: José Luis Rodríguez. Esta pobre criaturita, carente de inteligencia, en los mítines de estos días, su única actividad política, grito va y grito viene, no diciendo más que vaciedades, parecía el Oráculo de Delfos, lanzando a los cuatro vientos su sabiduría y sus profecías: “vamos a ganar estas elecciones, como les hemos ganado las anteriores”. Esto, dicho con la fuerza que lo decía, oye, acojonaba. Y más, cuando a continuación, con los ojos saliéndosele de las órbitas remachaba: “no vamos a permitir que gane la derecha de la derecha”. Y ya, en el colmo de su escasa profundidad intelectual, y su enorme desvergüenza, va y proclama: “el que diga que he hecho recortes sociales, miente como un bellaco”. En ese momento me acorde de “El Jabato”: ¡Voto a bríos, bellacos!
En fin, ya se acabó el carrusel. Hoy, sábado 21, y mañana domingo 22 de mayo, no oiremos de esta gente las cosas que nos van a arreglar: el paro; las hipotecas a la americana; la mejoría de los transportes urbanos; la Sanidad; la enseñanza; los créditos en las mejores condiciones; gigolós y gigolas, según sean las aficiones… vamos a estar en ascuas; porque como todos ofrecen tanto, gane quien gane... ¡¡¡Chupi!!!
Ante el problema de la Puerta del Sol, aceptando (que es mucho aceptar) que el ministro Rubalcaba no sea el muñidor, ha tenido que dejar la campaña, para hacerse cargo del ministerio. Claro, para que lo iba a hacer el José Luis; el que ejerce de Presidente en la sombra, al menos, estará en Madrid ¡Pásalo!
Este es un certero pensamiento, que me ha pasado -no sé si es suyo-, mi buen amigo, “el confidente”. Me cuenta que este pensamiento se le vino como un flash cuando asistió a un mitin de Tomás Gómez que, como penitencia, le impuso su director espiritual, después de confesarse de los insultos tan soeces que dedica a todos los socialistas en general, sin distinción de clase o sexo.
Mi reacción, como es fácil imaginar, fue aconsejarle que cambiara de director espiritual, porque una penitencia tan fuerte, tiene que ser la consecuencia “no de tus pecados”, le dije, sino de la adscripción política de él, seguramente cercana al PSOE.
“¡No!,” me corrigió con presteza y determinación mi confidente. “El, lo que desea es que yo sea un alma pura y limpia para cuando me presente ante El Creador”. De todas formas, insistí, parece que ese sacerdote se toma las cosa con mucho tiempo ¿no te parece?
Y me siguió contando las estupideces que al tal Gómez le salen a borbotones por esa boca de sapo, con la que la madre naturaleza le ha castigado, y que encima, no sabe usarla ni siquiera para “croar” decentemente.
Volviendo al certero pensamiento, y dejando para otro día los “chismes” de mi coleguilla, es cierto que los mediocres, si no son los más elocuentes, si son los más vociferantes. Por poner un ejemplo que a todos nos es cercano: José Luis Rodríguez. Esta pobre criaturita, carente de inteligencia, en los mítines de estos días, su única actividad política, grito va y grito viene, no diciendo más que vaciedades, parecía el Oráculo de Delfos, lanzando a los cuatro vientos su sabiduría y sus profecías: “vamos a ganar estas elecciones, como les hemos ganado las anteriores”. Esto, dicho con la fuerza que lo decía, oye, acojonaba. Y más, cuando a continuación, con los ojos saliéndosele de las órbitas remachaba: “no vamos a permitir que gane la derecha de la derecha”. Y ya, en el colmo de su escasa profundidad intelectual, y su enorme desvergüenza, va y proclama: “el que diga que he hecho recortes sociales, miente como un bellaco”. En ese momento me acorde de “El Jabato”: ¡Voto a bríos, bellacos!
En fin, ya se acabó el carrusel. Hoy, sábado 21, y mañana domingo 22 de mayo, no oiremos de esta gente las cosas que nos van a arreglar: el paro; las hipotecas a la americana; la mejoría de los transportes urbanos; la Sanidad; la enseñanza; los créditos en las mejores condiciones; gigolós y gigolas, según sean las aficiones… vamos a estar en ascuas; porque como todos ofrecen tanto, gane quien gane... ¡¡¡Chupi!!!
Ante el problema de la Puerta del Sol, aceptando (que es mucho aceptar) que el ministro Rubalcaba no sea el muñidor, ha tenido que dejar la campaña, para hacerse cargo del ministerio. Claro, para que lo iba a hacer el José Luis; el que ejerce de Presidente en la sombra, al menos, estará en Madrid ¡Pásalo!
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