lunes, 16 de mayo de 2011

Como el tonto y la tiza.

Así es la Democracia, y así es el sistema político que la desarrolla: promoción, salvo en raras y escasas ocasiones, de los peores individuos de cada casa; de cada pueblo; de cada ciudad; de cada provincia y de la sociedad, en este caso, la sociedad española. Solamente de esta manera se puede comprender que “seres” tan inútiles en la vida social decente, la que está por fuera de la política, puedan prosperar en esta, hasta llegar a puestos tan influyentes como presidentes de Gobierno, ministros, diputados, senadores, alcaldes y ediles, amen de tantos cargos en instituciones y empresas en los aledaños de la política, como cajas de ahorro, fundaciones etc.…
Siempre, desde que empecé a tener interés por lo político, he creído que este sistema, de una persona un voto, era muy injusto pues igualaba mi voto, con el voto del mejor economista; con el del mejor matemático; con el mejor abogado… en suma, con las mejores cabezas pensantes del país; pero por otro lado, también la igualaba con quienes por su ubicación, en alguna zona desértica y poco informada, tuvieran menos conocimiento de los problemas reales de la Nación que yo. A mí siempre me ha parecido mejor el sistema que, a través de la decantación, municipio; profesión y familia, los votos llegan a tener el mismo valor, y todos los votantes adquieren la misma dignidad, y son verdaderamente representados en todos los foros.
Si, metafóricamente, nos introdujéramos en los entresijos del sistema, rara vez nos tropezaríamos con alguien que fuera uno de los numero uno de sus carreras universitarias. ¿Alguien podría entender que el profesor don Severo Ochoa, estuviera a las órdenes de Leire Pajín? Conclusión, el sistema es una mierda y solamente las asquerosas moscas se encuentran felices en ella, y se satisfacen comiendo de ella.
El 22 de mayo está ahí; las elecciones nos traerán nuevas caras, y es de desear que traigan mejores perspectivas. Bueno, si es que se celebran estas elecciones. Porque ahora que no nos vigila nadie debo advertir a quienes no les haya llegado la información por “Radio Macuto”, de la especie que está circulando por todo el territorio nacional, que pone en duda la celebración de los comicios, por la desigualdad de los valores intelectuales entre los candidatos del PP, y los del PSOE. Dicen, no sé si será verdad, que ante tanto imbécil descerebrado con que se rellenaron las papeletas de los partidos de izquierda en general, y las del partido socialista en particular, la Junta Electoral Central, está sopesando la posibilidad de suspender, sine díe, dicho evento por inferioridad manifiesta. Políticamente me da lo mismo quien gane, “mi reino no es de este mundo” pero como individuo que vive en este país, del que estoy profundamente enamorado, prefiero ver en las instituciones gubernamentales a personas competentes, que nos hagan olvidar a los zapateros, pepinos, pajínes, cháves, aidos y, tantos y tantas inútiles que nos han estado arruinando durante estos últimos siete años. De los anteriores socialistas, incluyendo a Pérez Rubalcaba, como agua pasada, mejor es que la Historia, les juzgue con la severidad que se merecen.
Como de costumbre, mi buen confidente me dice que siempre habrá algunos millones de imbéciles que, a pesar de que en este fatídico periodo socialista, les hayan dejado en el paro, le hayan quitado el piso, y hasta sus mujeres les hayan puesto los cuernos con algún “compañero”, ellos, como el tonto y la tiza, seguirán votando al sinvergüenza socialista de turno.
“Mamá ¿Por qué somos socialistas? Le preguntó el niño. “Pues… no lo sé. Pregúntaselo al gilipollas de tu padre; que se pasa todo el día con el dedo índice sobre la ceja, como los “artistas y los intelectuales” que apoyaron a Zapatero”

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