lunes, 28 de marzo de 2011

Un fiasco de primera división.

¡Ya era hora! Bastante tarde, pero ya son muchas las voces que se dejan oír, diciendo que el invento de las autonomías es un fiasco de primera división. Trocear a España en diecisiete trozos, para luego tirarlos al aliguí, sin importar quienes fueran quienes cogieran los trozos, ni los que se fuera a hacer con ellos, solo lo podrían hacer los sinvergüenzas buscando pingües dividendos; los rojos exiliados, por su peculiar odio a España; o los cabrones que lo hicieron, con la complacencia del que fue “puesto” por Franco, cómo garante de la UNIDAD NACIONAL. Resultado práctico, ninguno; resultado negativo, todos. Empezando por los diecisiete grandes chulos, secundados por los igualmente grandes chulos municipales -si hay alguno que se salve, que lo haga por su cuenta-, con su interminable equipo de chulitos –los dos adjetivos los uso con todo mi desprecio- que viven, los más, maravillosamente, del honrado trabajo de los pocos que aun somos capaces de generar riqueza: mediana y pequeña empresa –que no han tenido un hueco entre los 45 “grandes” empresarios, a pesar de poner en el mercado laboral español el 85 por ciento de los empleos, sobran cinco de los que acompañaban a Alí Baba-, y sus trabajadores. Por cierto; me han contado que a la reunión solamente faltaron “los Charlines” y “el Pocero”. Volviendo al tema autonómico. Una vez señalados los chulos, afloremos algunas de sus chulerías más sonadas. Ahí tenemos a Andalucía: subvenciones opacas; uso delictivo de los euros mandados por la Unión Europea para ayudar a paliar el paro; despilfarro de caudales hasta alcanzar una deuda “reconocida”, de 12.176 millones de euros. Falta sacar a la superficie los millones que tendrán que sacar a la superficie, los que a partir del día 22 de mayo, gobiernen aquellas hermosas tierras. En Castilla la Mancha, a través de la Caja Castilla-La Mancha, ha invertido 30 millones de euros, hasta 320 millones comprometidos y 70 millones en aportaciones a otros accionistas. En Castellón: inauguración de un aeropuerto -a los chulos de la Comunidad Valenciana les parecieron pocos los de Valencia y Alicante- con un coste de 151.ooo.ooo millones de euros, una bagatela, por no hacerse en coche los 60 kilómetros que separan las dos ciudades. En Cataluña se hicieron dos aeropuertos, Sabadell y San Benet, cuyo coste no he podido contrastar, que, al menos en los dos últimos años, no ha recibido ni salido de sus instalaciones ni un solo avión. En Huesca, a los cuatro años de su inauguración, con un coste de 30.ooo.ooo, está a punto de desaparecer, por falta de viajeros. Madrid: el chulo que se pavonea por el antiguo edificio de Correos, hoy Excelentísimo Ayuntamiento de Madrid, además de lo que costo en su día, se ha cepillado 100 milloncejos de nada, que sumará a la deuda financiera que asciende a 26.000 millones de euros. Voy a poner un etc., ya que seguir contando chuladas, Cataluña, Vascongadas, Extremadura… se haría interminable. Ya son muchas las voces importantes que dicen a los cuatro vientos que este modelo no es soportable política, económica, ni socialmente. Pero a nadie se le ocurre de qué manera atajar el entuerto. Hay miedo a coger al chulo por los cuernos, y ponerlo en su sitio, del que no se le debería de haber permitido salirse. Todos los españoles estamos obligados a servir a España, y no a servirnos de ella. El Estado tiene unas competencias que le pertenecen de hecho, que por cambalache de los distintos gobiernos se han transferido: Recaudación de impuestos, Sanidad, Educación, Propiedad de las aguas interiores y la fiscalización de las tierras. Al menos estas cuatro competencias, que sean rescatadas ¡ya!. Y para concluir, a la palabra “autonomía”, hay que limarla lo suficiente, como para que no haya “Chulo”, que se crea el “Rey del Mambo”.

No hay comentarios: